A las altas luces aspire el alma mía
dispuesta a morir y a vivir el cielo;
y si no hay misterio que más me pueda
que me abandone y muera yo despues de muerto. Al expirar el último soplo de mi aire puro
ansío de todo verme armado y confiado,
y eterno vestido de blanco inmaculado
será de mi cuerpo su velo y su manto.
A las altas luces dispongo mi vista
y el último pulso de mi sangre roja,
sentir que evado mi cuerpo y mi pecado,
y tras la luz que cegaba, su abrazo me conceda.
A las altas luces aspire el alma mía,
a mi puerta quede solitario el desvarío
de verme olvidado y reo de mi pensamiento
y libre de mí vuele hacía mi tu cielo.
A las altas luces disponga mi todo,
mi fuerza y poder, mi sonrisa y mi silencio,
la última lágrima recorra mi semblante
cuando al alba triunfe en mi su reino.
A las altas luces vuele en mi su vuelo,
libre de mi sombra, mi desvelo y mi desierto,
la vida vacía y el reclamo de morirme muerto, será su mirada la llave y el rumbo de mi reino.
(soñadorderiscaspintandosueños)
Texto e imagen: Eduardo La Parra González