La literatura política en torno a la despoblación no cesa. Mientras los gobernantes de las diferentes administraciones no pierden ocasión pública para afirmar que están tomando medidas para evitar que el mundo rural continúe su deterioro, la realidad se muestra tozuda y diametralmente opuesta a las promesas e intenciones de quienes desde sus despachos en Madrid se siguen permitiendo el lujo y la osadía de afirmar que en estos últimos años en nuestros pueblos algo ha cambiado y, encima, para bien.
El pasado 8 de abril, el presidente de la Ceoe de Cuenca, David Peña, Santiago Aparicio, representante de los empresarios de Soria y Juan Ciércoles, de los de Teruel, firmaban una carta en la que mostraban “su preocupación en relación al procedimiento para la puesta en marcha de las ayudas estatales de finalidad regional para el periodo 2022-2027”. En esa misiva los responsables empresariales recuerdan que la Comisión Europea reconoció como zonas beneficiarias de ayudas para costes laborales a estas tres provincias, “hemos trabajado de manera incansable para conseguir que el Gobierno de España las hiciera efectivas a partir de enero de 2022, pero lo cierto es que hasta el momento no hemos recibido información sobre el estado de esta cuestión y nos preocupa que la pasividad que percibimos frustre la llegada de las ayudas a nuestras empresas” , señalan.
Los responsables de las organizaciones de Cuenca, Soria y Teruel se muestran contrariados, aunque comedidos, ante una situación muy grave, como es que estamos a finales de abril de 2022 y un dinero que tenía que haber llegado ya a estas provincias, a manos de los empresarios desde el inicio del año para incentivar la contratación, ni está ni se le espera. Quienes desarrollan su labor productiva en estos territorios siguen sin ayudas, pero también se pierde la oportunidad de atraer inversiones, “estamos en un momento en que empresas que producían en Asia están planteándose implantarse en Europa. Sabemos que se ubican allí donde sus costes son menores”, insisten Peña, Aparicio y Ciércoles.
Gamesa, Florette, Iberopinar o Grupo Navarro en Puente de Vadillos son ejemplos de que en la provincia de Cuenca las grandes empresas no pasan por su mejor momento. Y, lo que es peor, ninguna institución ha evitado o remediado su cierre o disminución de plantillas. A ellas hay que añadir, desgraciadamente, decenas de negocios familiares que no han podido seguir adelante. Los impuestos, las cotizaciones, las facturas, el cada vez más bajo poder adquisitivo de las familias… todo repercute en el débil estado económico en el que nos encontramos y, especialmente, en quienes son los generadores de riqueza y trabajo por excelencia, los empresarios y autónomos.
Está claro que la disociación entre quienes viven en Cuenca, Teruel o Soria y el Gobierno de España sigue creciendo. Como la despoblación. Y las promesas incumplidas.
Texto: AGA
Imagen: Los municipios conquenses siguen perdiendo población