Cuando unas salas de cine cierran, la primera y básica razón que se le ocurre a cualquiera es que no son rentables. Mucho ha cambiado la industria audiovisual, es cierto, en los últimos años y, consecuentemente, los hábitos de los espectadores.
Pero en la clausura de los Multicines de Cuenca, detrás de este escueto folio que ahora sustituye a las carteleras y los estrenos, se esconde una derrota. La de una ciudad en la que el Séptimo Arte siempre se ha valorado, que ha sido capaz de mantener a lo largo de los años un legendario Cine Club, el Chaplin, y que esperaba ansiosa a los viernes por la tarde para compartir, junto con las grandes ciudades de nuestro país, las novedades cinematográficas. Sí, el cine forma una parte importante de la cultura, tanto la película, como el hábito de acudir a una sala para compartir con los acompañantes las expectativas y posteriores impresiones del film. Luego viene la cena, o un café y, a la semana siguiente, vuelta a empezar.
Los multicines no siempre han tenido la suerte y el ánimo de cara. Ya pasaron otras épocas con sus puertas cerradas. Ahora, según reza el triste papel de sus vitrinas esta nueva etapa de ausencia comenzaba el pasado 4 de julio. De nada sirve la Castilla-La Mancha Film Commission, oficina cuyo rendimiento deja bastante que desear como ya explicábamos en un artículo días pasados, ¿Cuántos rodajes ha acogido nuestra región? ¿Cómo se ha promocionado Cuenca en este sentido? Todo suma. También caen en el vacío las escasas subvenciones a cineastas para que puedan rodar, sobre todo si en casi su totalidad se destinan al ciudadrealeño Almodóvar, cuya trayectoria es incuestionable y quien, quizás, ya no necesitaría de los recursos públicos para seguir produciendo. Es cierto que los servicios de streaming salvan en cierta medida algunas producciones, pero, las salas de cine siguen siendo las salas de cine y tanto directores, como actores y productores sueñan con los estrenos en ellas, las entradas, el olor a palomitas, el bullicio, el apagado de luces, la primera imagen y sonido de la película…
Atrás, y para la historia, han quedado en Cuenca la Sala 5 abarrotada para ver Titanic o Torrente, el cabreo por llegar tarde y tener que ocupar las primeras filas con el consiguiente posterior dolor de cuello, el rebuscar en el fondo del cubo de palomitas o las miradas furtivas a quien cuchicheaba sin parar filas delante o detrás. Otro episodio más para el recuerdo. Mientras tanto, no muy lejos de esta Plaza del Cinematógrafo, se compran e instalan vallas para conciertos low cost de litrona y son gorrinero. Para condena vespertina y nocturna de los vecinos del lugar. Cultura lo llaman ahora…
Texto: AGA
Imagen: Cartel que anuncia el cierre de los Multicines