Al mundo rural y a los pueblos, sobre todo a los más pequeños, se les ayuda de muchas maneras. La generosidad y el velar por los intereses del municipio son dos requisitos a veces difíciles de encontrar, pero que reúne nuestra protagonista, Ana Bellot, alcaldesa de Montalbanejo y que va a cumplir su tercera legislatura al frente del Ayuntamiento.
Ana dice que le impulsó a presentarse a las elecciones “el querer trabajar por sus vecinos y porque ellos pudieran elegir entre varias opciones políticas”. Nació en Madrid, pero se trasladó a vivir a la tierra de su marido, “hace 11 años éramos muy pocas las mujeres alcaldesas en esta zona”. Ana es un ejemplo real e importante de mujer valiente, que antepuso su generosidad a cualquier dificultad añadida que pudiera traerle aparejada el hecho, precisamente, de ser mujer, “creo que he conseguido algo muy importante, que es que, precisamente, mis vecinas interactúen más conmigo, que me preguntaran y se interesaran por cuestiones que, quizás, si hubiera sido un hombre, no lo habrían hablado”.
Como no, la despoblación es el principal y más grave problema que afronta Montalbajeno hoy en día. Una lacra que, poco a poco, ha ido diluyendo a la población más joven, “no tenemos niños”, cuenta con tristeza la alcaldesa, “y sólo dos personas jóvenes”. Estos, también valientes, se dedican a la agricultura, “sector que no está pasando por sus mejores momentos, por la subida de semillas, fertilizantes o el gasoil”, se lamenta Ana.
La alcaldesa echa de menos que en el municipio existan profesionales dedicados a cuestiones tan elementales como la fontanería, carpintería, electricidad o albañilería, “el único fontanero del pueblo se va a jubilar, no tenemos quien arregle, por ejemplo, puertas o persianas y cuando tenemos que recurrir a albañiles llamamos a Villar de Cañas, pero están muy solicitados”, señala.
Ana tiene clara la noticia que le gustaría darle a sus vecinos, “que una empresa bien en el pueblo o en la comarca, creara puestos de trabajo”. La finalidad es elemental, que los jóvenes puedan plantearse quedarse a vivir en el municipio. Un empleo conlleva ingresos y, a partir de estos dos pilares básicos, se puede desarrollar un proyecto de vida en nuestro mundo rural. Desplazarse hoy en día 20 o 30 kilómetros no supone un problema, “eso sí, hacen falta buenos caminos y carreteras”
En estos momentos en los que los impuestos, la subida y la bajada, pelean en boca los políticos de talla nacional, nuestra alcaldesa de Montalbanejo lo ha tendido claro desde el principio. Van para 12 los años que lleva manteniendo las mismas tasas a sus vecinos. No los ha subido ni un céntimo. Y, más difícil todavía, no ha parado de adecentar su pueblo. Luces Led, acondicionado del cementerio, un velatorio y, por supuesto, la restauración del espectacular retablo de su iglesia, “que se nos caía y gracias a Benjamín Prieto podemos disfrutarlo ahora”, han sido algunos de los logros de los que se siente más orgullosa. Ana es consciente del encarecimiento de la vida, la luz, los combustibles, el teléfono, pero ella y su gestión en el Ayuntamiento han contribuido a hacer, al menos la actual crisis económica, algo más llevadera a los vecinos de Montalbanejo.
Y no para. Reconoce que nunca llueve a gusto de todos, en especial en los pueblos de pocos habitantes, pero quien lleva la transparencia, la vocación y el trabajo por sus vecinos como bandera, puede tener la conciencia muy tranquila. Y Ana Bellot es un ejemplo de todo esto.
Texto: AGA