Antonio de las Viñas, un dibujante flamenco encaprichado de Cuenca
Un buen dibujante debe tener numerosas cualidades si no quiere pasar desapercibido y es imprescindible que tenga percepción de bordes y contornos, de espacios, así como de luces y sombras. Anton van der Wyngaerde, más conocido como Antonio de las Viñas, tenía esas cualidades que utilizaba para dibujar paisajes en el S.XVI. Su colección española estaba formada por sesenta y dos vistas, de las cuales seis eran de Cuenca, que realizó durante su recorrido por el país por encargo de Felipe II. Se dedicó a captar lo que sus ojos contemplaban a su paso por villas, pueblos o ciudades y sus panorámicas no pasaron desapercibidas. Sus dibujos reflejaban, sobre todo, cómo eran los paisajes urbanos de la época y en el caso de Cuenca capital se pueden contemplar los monumentos que existían en el año 1565.
La hoz del Huécar es sin duda alguna el lugar preferido para Antonio de las Viñas puesto que sus dibujos plasman diferentes puntos de vista de ese lugar conocido por los conquenses y turistas. El Puente de San Pablo, Las Casas Colgadas, las Iglesias de San Pablo y San Pedro, así como la vegetación de toda esa zona quedaron plasmados en el lienzo a través de dibujos cuadriculados. Su fama traspasó fronteras una vez que se formó en los Países Bajos para luego pasar a Italia e incluso acompañaba a las tropas españolas en Francia para dibujar escenas de guerra. Luego visitaría más tarde Inglaterra y se sabe que recorrió España dibujando desde 1561 a 1570 para lo que diseñó una serie de rutas entre la que se encontraba la de Alcalá de Henares, Guadalajara, Cuenca y Belmonte, Medina del Campo y Burgos.
No sólo la capital conquense fue escogida por este paisajista flamenco, sino que también se acercó a Belmonte donde realizó un esbozo a pluma y tinta sepia de una vista panorámica de lo que era la localidad en el SXVI. En lo más alto aparece el nombre de la localidad ‘Belmont’ y en su parte inferior se distingue perfectamente el relieve del paisaje donde se aprecian un total de cuatro cerros. En uno de ellos, el primero a la izquierda, se encuentran seis majestuosos molinos de viento, luego unas edificaciones de la villa, en el de San Cristóbal sobresale el castillo y, en el último, hay un molino solitario. Antonio de las Viñas trazó de su puño y letra “casa del señor”, que se correspondía a lo que es el Palacio del Infante Don Juan Manuel y también aparece “iglesia magior”, que sería lo que es la actual Colegiata de San Bartolomé Apóstol.
El paisaje conquense siempre llamó la atención de otras personalidades como Juan Llanes y Massa que en 1773 plasmó la Cuenca barroca en una serie de panorámicas realizadas en acuarelas. El trazado que realizó sobre los lienzos sirvieron para ver lo mucho que había cambiado la ciudad en doscientos años desde que Antonio de las Viñas la contempló por primera vez y la plasmó en sus dibujos. Más tarde, en 1825, el militar alemán, filósofo y pintor como Carl Wilhelm von Heideck pintó un cuadro donde puede verse en piedra el antiguo Puente de San Pablo y con el convento de Los Paules al fondo. Se trata de una escena costumbrista donde aparecen unos vendedores, pero también plasmó jinetes y sus caballos o un pastor con su rebaño. En la Nueva Pinacoteca de Múnich (Alemania) se puede ver este lienzo que lleva por título “Die Brücke von Cuenca” (El puente de Cuenca). Todos ellos se sintieron en distintas épocas atraídos por la ciudad, pero en siglos posteriores numerosos artistas siguieron plasmando en los lienzos su forma de ver los paisajes conquenses.
Texto: Antonio Gómez
Fotografía: El dibujante flamenco, Antonio de las Viñas, plasmó en el S.XVI la Cuenca de la época.