Estamos de vuelta, querido lector.
A pesar de los muchos inconvenientes que he experimentado durante estas semanas, aquí me tiene usted, sin descansar y con la cabeza revuelta.
Me encontrará, por tanto, de la misma forma que me dejó: con bastante mala leche. Es lo que tienen la falta de descanso y el exceso de asuntos por tratar. Estoy, en suma, como el país.
Y es que son muchos los retos que nos esperan a la vuelta del oasis estival. Será ahora cuando nos demos cuenta de la realidad y salgamos del espejismo del verano en el que todos hemos actuado como si necesitáramos evadirnos de la cruda realidad económica del país.
Llegará el momento en el que los grandes anuncios de megaproyectos fastuosos tengan que hacerse realidad y no dará el presupuesto. Tocará cumplir lo que prometieron y tendrán que hacer lo contrario; y todo con la vista en un domingo cualquiera de mayo de 2023.
La campaña electoral comenzó hace unos meses y ahora, no es por ser cenizo, se va a intensificar.
Escuchará usted cada vez más noticias pagadas que difícilmente podrá diferenciar de la publicidad explícita. Verá cómo hay bocas llenas y la forma sibilina en lo que los pedigüeños se acercan sin escrúpulos.
Verá usted, astuto lector, cómo aquellos cargos públicos que han desaparecido durante tres años y medio, de pronto se sientan en primera fila, con amplias sonrisas y saludos afectuosos a diestro y siniestro.
Podrá observar ahora cómo quienes han hecho dejación de funciones vuelven a descolgar los teléfonos y a poner buena cara para ver su nombre en algún sitio escrito. Verá, si sabe mirar, astutos personajes que se cuelan en las fotos, que llenan con palabras el vacío de los hechos y que juegan con la apariencia de ser lo que no se es, sólo con la intención de serlo algún día.
No obstante, entre tal maraña, podrá -deberá- encontrar a aquellos que, grano a grano construyeron castillos. Aquellos que no pararon durante cuatro años y que hoy están agotados de trabajar, pero con la ilusión intacta. Verá, si sabe mirar, a aquellos que trabajan por el bien, independientemente del lugar en el que lo hagan; y encontrará cómo ellos no estarán en primera fila, porque no les importa no aparecer en las fotos.
Hay tantas cosas que mirar y tantas otras que distorsionan lo que ver, que usted, mi fiel lector, deberá ser lo suficientemente ágil como para discernirlas.
No se deje engañar por esos personajillos, vaya usted a la esencia. Basta con revisar rápidamente los últimos cuatro años y podrá usted, sin demasiado esfuerzo, distinguir las apariencias de la realidad y a los que lo parecen de los que lo son.
Y ahora, no se enfade conmigo por ponerle deberes el primer día que usted y yo hablamos. Ya le había advertido que vuelvo de mala leche.
Texto: Alejandro Pernías Ábalos
Sección: Tertium genus