Corrían los años 80 cuando un grupo de amas de casa de Cuenca decidía asociarse para, principalmente, compartir experiencias y aprender. Eran tiempos de cambios, pero no tanto, y las mujeres irrumpían en la vida pública de nuestro país aún despacio, con precaución, pidiendo permiso.
La Asociación de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios Luzán nacía en 1983. En su extensa denominación daba cabida con orgullo al cometido de sus integrantes, dirigir y cuidar un hogar y a sus familias. En este singular microcosmos todas eran iguales. Y poco a poco, pasito a pasito fueron haciéndose un hueco en la vida social conquense. Con la organización y la persistencia como bandera, célebres entre los medios de comunicación de la capital eran sus charlas de los miércoles en el edificio de Cáritas de República Argentina. Ante un auditorio fiel y curioso pasaron disparidad de ponentes, entre ellos médicos, catedráticos de universidad, expertos en consumo, en medioambiente, empresarios y, también conocieron de primera mano experiencias de otras asociaciones como las de discapacitados. Nunca trataron en sus ponencias temas políticos ni relacionados con la religión. El famoso respect, en este caso a las diferentes sensibilidades, no es un invento del deporte actual. No hacía falta recordarlo, venía de serie.
Formaban parte de cualquier lista de protocolo que se preciase. Acudían con regularidad a los eventos en los que se requería su presencia y también viajaban. Las excursiones por la provincia formaban una importante parte de su aprendizaje, de su convivencia y del poder disfrutar de un merecido día de asueto.
Defendían como nadie los derechos de los consumidores, llegando incluso a organizar unas jornadas a las que acudían representantes de asociaciones de toda la región. Hormiguitas, poco a poco, sin apenas apoyo institucional, la asociación se movía como pez en el agua en la vida social de la capital. Llegó a estar formada por más de 300 socias.
Los años pasan, la sociedad y los hábitos van cambiando y en 2020 nos sorprendía una letal pandemia. La vida se paró y nuestra Asociación de Mujeres también. Aunque no del todo, gracias a internet… Fueron momentos complicados para todos y ellas, más que nadie, volvieron a demostrar la importancia de saber tomar las riendas de una casa, aunque el mundo, afuera, se estuviera derrumbando.
Hoy, 40 años después, siguen activas. Eva, Carmen, Alicia… y así hasta 80 mujeres continúan reuniéndose, viajan y se permiten alguna que otra comida. Cumplen años, pero su espíritu permanece joven, ilusionado y curioso por seguir absorbiendo y disfrutando de lo que la vida les pueda enseñar. Y luego, compartirlo con generosidad. Preocupa la sucesión, quien puede tomar las riendas si, esperemos que no, algo falla.
‘Que veinte años no es nada’ nos cantaba Gardel. Dos veces veinte han pasado en un suspiro, deben pensar nuestras protagonistas. ¿Por qué Luzán? Por nuestra Virgen de la Luz y de las Angustias. Todo queda entre mujeres, pero desde la serenidad y la humildad.
Texto: AGA
Imagen: Charla de la Asociación de Amas de Casa Luzán (Forum de la Discapacidad)