Que la ciudad de Cuenca no pasa, como tal, por su mejor momento está bastante claro. No hay más que darse un paseo por las calles de la capital y comprobar su estado de desidia y abandono, lo poco cuidada que ha estado estos últimos años y las pocas intenciones que hay, por parte del Consistorio, de revertir la situación. Suciedad, ausencia de señalización bien pintada, socavones, vallas, conciertos en el Bosque de Acero hasta altas horas de la madrugada para el desquicie de vecinos, basura… y vuelta a empezar.
El cuidado del patrimonio tampoco está siendo la asignatura de la que presumir por parte de los actuales gobernantes socialistas de la ciudad. De poco o nada pueden presumir en la capital salvo de arreglar algún que otro desaguisado imposible de disimular como el caso del muro de la calle Canónigos. En el artículo anterior nos referíamos al edificio de la Calle Los Tintes y su deplorable estado.
Pero no solo los inmuebles más antiguos se encuentran con problemas de conservación. En el Barrio de Santa Ana, justo en frente de la parroquia y al lado de los famosos multicines nos topamos con un edificio que en su día albergaba comercios locales. Ahora, como no, se encuentra rodeado de vallas y con una cinta protectora dela policía local porque se ha desprendido parte de la cornisa. Los cascotes aún se podían ver esta semana en el suelo. Afortunadamente, al menos no ha trascendido, no ha resultado nadie herido por este desprendimiento, peor perfectamente podía haber caído sobre alguna persona que paseara por el lugar, muy transitado sobre todo ahora en verano y con bares cercanos.
Ni edificios antiguos ni algunos más modernos. El estado de conservación y la consiguiente prevención previa para que la ciudad no se nos caiga encima brilla por su ausencia. También podemos aludir a una cuestión paralela al declive urbanístico que es el de la pérdida de la actividad económica en los barrios. Cómo los negocios de toda la vida, las tiendas de todo tipo van cerrando y sobreviven muy pocas y a duras penas. ¿Esta es la forma que tienen los gobernantes de ayudar al pequeño comercio? ¿Cómo pueden los vecinos vivir en los barrios si cada vez tienen menos servicios y recursos a su disposición? Pensemos en las personas mayores, aquellas que no disponen de coche o que ya no conducen. La compra diaria puede convertirse en un auténtico suplicio.
Zona histórica o no. Da igual. Nuestro compañero Julián Recuenco aludía a esta cuestión en uno de sus excelentes artículos, Un hundimiento largamente anunciado y no sólo el de la calle Canónigos. Pues es aquí lo tenemos. Y tampoco es sólo material.
Texto: AGA
Imagen: Cascotes en el suelo de la cornisa del edificio del Barrio de Santa Ana de la capital conquense