La construcción de puentes, pasarelas y viaductos sobre los ríos fue un gran avance a lo largo de la historia para el desarrollo tanto de pueblos como de las grandes ciudades. El Júcar es atravesado por un gran número de ellos durante su recorrido de unos 500 kilómetros. Nace en el paraje conocido como los Ojos de Valdeminguete, muy cerca de Tragacete, y desemboca en el Mar Mediterráneo a la altura de la localidad valenciana de Cullera. Uno de los más conocidos es el Puente del Chantre que fue promovido por el canónigo de la catedral Nuño Álvarez Osorio en el S.XV, aunque su historia está marcada por numerosos arreglos debido a los desperfectos.
El Ayuntamiento de Cuenca reconstruyó el antiguo en 1882, pero un derrumbe parcial sufrido en 2013 le valió su inclusión en la Lista Roja del Patrimonio de Hispania Nostra. Saldría de ese inventario más tarde cuando la Diputación Provincial, presidida en aquel momento por Benjamín Prieto, llevó a cabo unas obras muy necesarias. Aguas abajo lo sobrevuelan otros puentes como el de Las Grajas, el Puente de los Descalzos o de Carballido, que une el restaurante Recreo Peral con la CM-2105. A muy pocos metros hay otra pasarela de madera más moderna que es utilizada por los conquenses como vía de acceso al Santuario de Nuestra Señora de Las Angustias.
Uno de los más populares es el de San Antón, conocido también como Puente del Canto, y muy fotografiado porque a sus pies hay una pequeña presa, pero también por su cercanía a la Iglesia de la Virgen de la Luz. El actual es del siglo XVIII, que vino a sustituir a otro más antiguo, y aunque fue declarado en 1849 en estado ruinoso fue restaurado con posterioridad. Muy cerca de ese lugar hay una pasarela que es utilizada por muchos estudiantes ya que conecta el Parque de Los Moralejos con la zona de los institutos y que fue inaugurada en junio de 2011. Tiene una longitud de 216 metros lineales, un ancho de tres metros, se sitúa a unos 20 metros de altura sobre el cauce del río Júcar y su diseño llamó la atención e incluso recibió algunos premios.
El Puente de Buenavista es de 1978, tiene 130 metros de longitud y supuso un nuevo punto de acceso a Cuenca aunque es mucho más moderno que el que está en sus inmediaciones que es de hierro. El tren Madrid-Cuenca-Valencia llegó por primera vez a la ciudad en 1883 y lo hacía a través de esta infraestructura sin embargo podría caer en el olvido tras el cierre de la línea ferroviaria después de 150 años. La línea de Alta Velocidad Madrid-Levante atraviesa el Júcar en las afueras de la ciudad gracias a un viaducto que tiene una longitud de 562 metros de longitud y está formado por once vanos de diferentes luces, la máxima de noventa metros.
Adentrado ya en la provincia, muy cerca de Fresneda de Altarejos, hay otros dos puentes muy conocidos aunque el más antiguo de ellos fue rehabilitado recientemente y en su día perteneció al Cabildo de la Catedral de Cuenca. En Alarcón también está el denominado Puente de Tébar o del Henchidero y fue un enclave estratégico durante muchos siglos. En la provincia de Albacete destacan los de Jorquera y Alcalá del Júcar, y ya en tierras valencianas llaman la atención uno de hierro en Alzira, que tiene 70 metros de longitud y que fue inaugurado el 16 de diciembre de 1917. El río desemboca en el Mar Mediterráneo, pero antes de hacerlo lo sobrevuela el Puente de Hierro de Cullera, que data de 1905 y, por el último, el Puente de la Bega que lo atraviesa muy cerca del final de su recorrido.
Texto: Antonio Gómez.
Imagen: El Puente de San Antón está en las inmediaciones de la Iglesia Virgen de la Luz y es uno de los más fotografiados de la ciudad. (Oficina de Turismo)