Antonio Gómez
La esbelta torre de un campanario marca el perfil tanto de las ciudades como de los pueblos y además de ellas nace el peculiar sonido de campanas que marca la vida de sus habitantes. Sin embargo, hay excepciones porque en plena mancha alta conquense, en la localidad de Cervera del Llano, desde el 2011 no se puede contemplar su silueta en el horizonte porque se derrumbó. La Iglesia de San Pedro Apóstol sufrió las consecuencias de la caída de la torre y se llevó a cabo una actuación urgente que afectó a algunas partes como la cubierta, las bóvedas así como los altares de la nave central.
Diez años después todavía el campanario sigue ausente y la falta de entendimiento de algunas instituciones provoca que se retrase en el tiempo la finalización de una nueva fase de las obras. Mientras tanto sus dos campanas aguardan el día que vuelvan a ver la luz y a ocupar el lugar en las alturas del que nunca debieron caer. Ambas fueron fundidas en el año 1949 por Juan Bautista Roses Soler y una fue donada por José Luis del Corral y Sáiz mientras que la otra corrió a cargo del pueblo siendo alcalde, Salustio Martínez. La dedicada al ‘Santo Cristo de la Salud’ tiene un peso de 145 kilogramos mientras que la que lleva por nombre ‘Virgen de las Candelas’ alcanza los 289 kilogramos.
Hoy en día los cervereños oyen otro tañir de campanas muy diferente al que estaban acostumbrados ya que desde la techumbre de la iglesia unos altavoces emiten el sonido de unas campanas pregrabadas. Nunca olvidarán la madrugada del 8 al 9 de mayo de 2011 cuando la torre del campanario cedió y muchos de ellos despertaron tras un gran estruendo que ocasionó una gran nube de polvo. En las primeras horas del día todo el mundo unió sus fuerzas para sacar algunos enseres de la Iglesia San Pedro Apóstol, que ya estaba cerrada al culto desde abril de ese año.
Problemas en 2003. Los problemas en la torre del campanario comenzaron mucho antes de este fatídico día cuando ya en 2003 se celebró un pleno en el Ayuntamiento de Cervera del Llano, presidido por el entonces alcalde Julio Mena. En el mismo se reconoció la urgencia de las obras en el templo ante la aparición de enormes grietas. Se recomendó el esfuerzo de cimentación, muros y pilares de todo el edificio, la recuperación del arco romántico, consolidación de bóvedas y cúpulas así como la reposición del solado. El Gobierno de España, la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, el Obispado de Cuenca y el propio Ayuntamiento estrecharon lazos para que las obras no se demoraran en el tiempo
El miedo a que se derrumbase provocó que las actuaciones se llevaran a cabo cuanto antes e incluso se trabajó para que el templo se pudiese declarar Bien de Interés Cultural con la Categoría de Monumento. Una buena noticia que se confirmó años más tarde a la vez que se informó favorablemente del proyecto de la primera fase de restauración que rondaría los 300.000 euros. Sin embargo, la torre del campanario cayó antes de que se iniciasen las obras previstas y todo el mundo confía que algún día se reconstruya para que forme parte de nuevo de la silueta de la localidad de Cervera del Llano.