Hace más de un año, en concreto en enero de 2022, una contundente reivindicación recalaba en los medios de comunicación nacionales. Un médico valenciano jubilado, Carlos San Juan, pedía una la atención personalizada en las entidades bancarias sobre todo para las personas de más edad y a quienes operar en un cajero o por internet les supone una auténtica odisea.
No soy idiota, soy mayor eran las acertadas palabras escogidas por este facultativo retirado con las que dejaba de manifiesto que el no acertar con el funcionamiento de un cajero, por ejemplo, no era un problema de incapacidad o desconocimiento, sino de una edad que tarde o temprano y, en el mejor de los casos, acabará llegándonos a todos.
Pues bien, los interesados, en este caso las entidades bancarias, merced a haber sido expuestas al escrutinio público por razones más que sensatas, inmediatamente manifestaron, en general, su predisposición a tomar cartas en el asunto.
Los meses han pasado y de aquellas buenas intenciones nada queda. Carlos San Juan, en declaraciones a elperiodico reconocía seguir presenciando escenas de auténtico sufrimiento por parte de las personas de más edad en las oficinas bancarias. Patricia Suárez, presidenta de la Asociación de Usuarios Financieros, denunciaba hace unos días en LaSexta que los bancos, en general, están incumpliendo el protocolo que firmaron hace un año con motivo de la campaña No soy idiota, soy mayor. La asistencia en el uso de cajeros por parte de un gestor personal, por ejemplo, es uno de los compromisos que se han diluido con el paso del tiempo, según apuntaba Fernández.
Claro, que los planes de los bancos, hablamos en general, van por otro lado. Cierre de oficinas y despido de trabajadores, lo que lleva aparejado el desmantelamiento de infraestructuras son las noticias más comunes sobre el sector con las que nos desayunamos cada día.
En la provincia de Cuenca, más de 150 municipios no tienen entidad financiera o cajero. Un mayor que ya no conduce y que no cuenta con servicio de transporte público, ¿qué hace? Queda el ordenador, pero no todos tienen uno y mucho menos lo manejan. Según Foessa y Cáritas, en los hogares españoles de personas de 65 años, el 68,4% no tiene conexión digital. Cuando este hogar está habitado por personas de más 75 años esta desconexión se eleva al 77,9%.
Una lástima que iniciativas tan necesarias como la que emprendió Carlos San Juan caigan en el olvido. Una pena que esta noble cruzada, que logró visibilidad a través de los medios de comunicación, se haya quedado únicamente para el recuerdo de lo que pudo haber conseguido. Lo más tremendo es que nadie carga con la responsabilidad. Luego a algunos se les llena la boca de hablar de nuestros mayores. Y ahora, a pedirles el voto para mayo. Una vergüenza.
Texto: AGA