La presencia de médicos en algunos pueblos de la provincia de Cuenca ha sido reducida a la mitad. La ausencia de la tradicional visita al doctor, eliminada hace un año con motivo de la pandemia y recuperada en ningún caso como antes de marzo de 2020 y siempre en periodos intermitentes dependiendo de la intensidad de las olas del coronavirus, ha dejado paso, tras la lógica de evitar la movilidad y las concentraciones de los ciudadanos lo máximo posible, a una clara desprotección y ausencia de atención en, como decimos, algunos municipios. En Fuentelespino de Haro, por ejemplo, el médico solo recibe pacientes los martes y los jueves durante dos horas y media. Todo lo que sea fuera de esos parámetros, lo que les ocurra a sus habitantes, lo tienen que resolver en Belmonte. Por muy cerca que esté el municipio, cabecera de comarca, se necesita transporte para llegar. Una población mayor, envejecida, como en gran parte de los pueblos de Cuenca, que no tiene o no utiliza ya el coche, sin un autobús que les permita trasladarse… ¿Cómo pueden acudir, entonces, al médico? La relación entre las carencias en nuestro mundo rural es más que evidente y el trabajo y la coordinación de servicios básicos que queda por hacer, mucho.