“Mire vuestra merced, respondió Sancho, que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que volteadas del viento hacen andar la piedra del molino”. Éste es uno de los pasajes que Miguel de Cervantes escribió en su novela El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha y donde describe la curiosa situación ambos personajes. La inmensa mayoría cayeron en desuso con el paso del tiempo, pero hoy en día aún pueden contemplarse en diferentes estados de conservación un puñado de ellos en la provincia de Cuenca.
Muy pocos se utilizan para moler granos y transformarlos en harina ya que sus paredes sirven ahora de cobijo a oficinas de turismo, museos etnográficos e incluso alojamientos rurales. Sin duda alguna, los molinos de viento más conocidos son los de la localidad de Mota del Cuervo, pero también están presentes en Belmonte, Valdeolivas, Henarejos, Los Hinojosos, Campillo de Altobuey, Zafra de Záncara, Villamayor de Santiago, El Pedernoso, Pinarejo o Ledaña.
Desde la antigüedad estas gigantes infraestructuras constaban de tres plantas, siendo la superior donde estaban situados los distintos ventanucos a través de los cuales entra el viento. Éste mueve la maquinaria provocando el desplazamiento de las aspas, el giro de las enormes ruedas y el rozamiento con una piedra que convertirá los granos en harina. La mayor concentración de molinos de viento se encuentra en Mota del Cuervo donde hay un total de siete, aunque antes contaban más de una veintena, y coronan el denominado Balcón de la Mancha.
Los nombres que tienen van desde “Zurdo”, “Cervantes”, “Piqueras”, “Goethe”, “Irak”, “Franz Grillparzer” hasta “Gigante”, que alberga una Oficina de Información Turística. En 1999 se inauguró como Museo de la Molienda y en él se instaló toda la maquinaria necesaria para esta actividad que se lleva a cabo determinados días de cada mes para los que se acercan a este lugar. La Asociación de Amigos de los Molinos se fundó en el año 1955 y desde entonces se preocupó por protegerlos y reconstruirlos sobre los cimientos originales ya que quedaron dañados en la Guerra Civil.
Inscripciones en Valdeolivas
A tan sólo, 16 kilómetros de Mota del Cuervo se encuentra la localidad de Belmonte que cuenta con tres molinos de viento. Uno de ellos lleva por nombre “El Puntal” y suele hacerse moliendas e incluso hay una exposición de tejas. En Villamayor de Santiago reutilizaron este tipo de edificación para instalar el Museo Etnográfico ‘El Labrador’. En sus dos primeras plantas se pueden recordar diferentes faenas del campo ordenadas por estaciones y el visitante puede ver en la tercera diferentes paneles de documentos.
Valdeolivas conserva tres molinos de viento que están situados en la Eras Bajas aunque lamentablemente perdió la techumbre y su maquinaria interior. Si hay algo que llama la atención son las inscripciones que hay en sus muros porque hacen referencia a los pecados, de la eterna vida o la muerte. Del mismo modo, también es curioso observar que en el más cercano a la localidad hay un reloj de sol y eso lo hace destacar entre los demás. El uso que se le da a este tipo de edificaciones es variado y en localidades como Carrascosa del Campo se rehabilitó para convertirlo en un alojamiento turístico. Los molinos de viento que se encuentran en Villaescusa de Haro, Uclés, Alcázar del Rey o Atalaya del Cañavate esperan tiempos mejores ya que sólo se conservan sus paredes.
Texto: Antonio Gómez
Fotografía: Los molinos de viento más famosos de la provincia de Cuenca son los que se encuentran en Mota del Cuervo.