Han pasado muchos años desde que propuse a la asociación forestal “PROFOR” llevar de nuevo la extracción de resina a Castilla la Mancha, eligiendo como localidad piloto Almodóvar del Pinar y luego Talayuelas. Durante dos días, en la primera, explicamos a los desempleados de esa provincia los logros que habíamos conseguido en Coca con el proyecto de “retorno a las explotaciones resineras” implantado en 1996 en la localidad segoviana.
Han pasado muchos años y la lista de resineros lejos de ser la deseada, comprobaba con tristeza que había vuelto a perder población en la provincia de Cuenca.
Han sido muchas las advertencias que hice en esta y otras provincias de la nación para que se desecharan todos aquellos proyectos que se basaran en la simple subvención o la contratación del resinero por cuenta ajena para gestionar las explotaciones. Una medida así no cabe hoy en día en ese sector, y los experimentos en el medio rural con visos de fracaso tienen resultados nefastos para la confianza futura. Así ha sido tristemente con un experimento que, con ayudas directas del gobierno regional, se contrataron cuadrillas de resineros que luego en invierno realizaban labores de selvicultura, principalmente extracción de claras si no me han informado mal. Cuando tras la advertencia se insiste en fracasar, los resultados son los esperados y de poco sirve que el responsable político ya no esté en su puesto, porque tampoco lo están los fondos públicos ineficientemente empleados.
¿Quizá a alguien no le extrañaba que en la meseta norte no se nos hubiera ocurrido antes tan “brillante” idea? Los resultados por cuenta ajena en la meseta norte, con más producción por árbol pero con menos por hectárea, no dan para la modalidad de empresas pero si para cooperativas (recordemos que el resinero autónomo PERCIBE una mejora tributaria del 10% del valor del producto frente a la empresa que PAGA un 21% de IVA) mucho peor en otras regiones. Hoy, sin embargo, se están desarrollando actuaciones en esa provincia con nuevos métodos de resinación mecanizados (también en la meseta superior, Extremadura, Galicia y cordillera norte) y es toda una esperanza. Los nuevos sistemas, reducen el trabajo del resinero y aumentan la productividad a largo plazo, con lo que podemos estar dejando atrás el duro arte de retirar la corteza al pino con medios traídos del “mundo romano”, aunque productivo y eficaz en la modalidad de autónomo. Los problemas de almacenamiento para su adaptación a todas las fábricas, se solucionarán con envases versátiles de vaciado que sin duda alguna facilitarán la competencia futura y obtendrán un producto con mayor peso final y mejor calidad evitando evaporaciones y prolongando el tiempo de aplicación.
Tras el periodo valle que sufrió la “sierra” del sector resinero en los años 2018 y 19, nuevos horizontes de esperanza se ofrecen al sector. La demanda de ácidos resínicos para retrovirales y otras demandas de la industria farmacéutica; el cambio de rumbo de la política de cambio climático de EEUU que penaliza los materiales fósiles; disolventes y otros susceptibles de gasificar de procedencia sintética; y el fuerte tirón del mercado oriental entre otros muchos más, han disparado los precios de estos derivados los últimos meses en los mercados mundiales.
El mundo resinero y su industria de transformación debe estar considerado como uno de los pilares del auxilio a la despoblación en el medio rural forestal, pues son estos espacios naturales quienes están en cabeza en la lista de los más despoblados. Las administraciones pueden y deben fomentar la industria rural resinera principalmente con ayudas a la instalación en el monte del titular de la explotación en el primer año de implantación; así como facilitando a este la adjudicación de obra forestal en el entorno de su explotación durante el invierno para dar continuidad al menos durante once meses al año al profesional. Las leyes deben estar al servicio de las necesidades del pueblo y no al revés. Otro problema con que se encuentra el nuevo resinero venido de la ciudad es el acceso a la vivienda en el medio rural; son muchas las viviendas abandonadas en nuestros pueblos de castilla y muy pocas las que están en disposición de uso. Ya por su estado; ya por falta de una política definida, paralela a la gestión de la repoblación humana. No digamos de la falta de incentivos impositivos de lo que damos fe quienes vivimos en el medio rural. Pagamos los mismos impuestos por el disfrute de unos servicios públicos que tenemos a largas distancias ubicados en las capitales donde, incluso, tampoco tenemos acceso a un precio digno por aparcar a la puerta de Hacienda; del Catastro o de un hospital por ejemplo. Y si buscas medios alternativos como por ejemplo el tren convencional, pues mejor ahora ni comentarlo.
La resina es un sector de futuro, lo dije hace 26 años y siempre lo mantendré. Obtener de la naturaleza un producto natural, renovable, ecológico, limpio y que ha fijado Co2 debe tener la consideración de la cual carece hoy. Muchos esfuerzos en penalizar aquello que contamina, pero el más absoluto de los olvidos por fomentar lo alternativo. El resinero es el primer bombero en un incendio forestal porque su “teletrabajo” discurre allá en el mismo monte. Con su labor se evita la pérdida de masas forestales las cuales ha tomado la U.E. como base de la política de emisiones porque fijan permanentemente el carbono que emitimos a la atmósfera y evita su desaparición. No hay manera de que los responsables nacionales de la política de cambio climático entiendan estas obviedades y mucho menos que las consideren prioritarias.
Y es que lamento decir que, poner a arreglar el problema de la despoblación a un urbanita…….cada día se demuestra con fuerza que es más de lo mismo.
Texto: Juan Carlos Álvarez
Sección: Desde mi Escaño