Son varios los trabajos de investigación que desde la década de los noventa vengo realizando sobre la Catedral de “Santa María” de Cuenca, no de “San Julián” como quieren titular, en nuestro tiempo, al templo más importante de nuestra querida ciudad. Las conferencias que he hablado sobre su fachada actual y Vicente Lampérez, no ha estado exenta de polémica la actuación de este ilustre arquitecto del que quiero ofrecer algunos antecedentes.
Hay que decir que nuestro templo pasaba desapercibido en el mundo artístico, apenas en los escritos del siglo XVIII se encontraban algunos datos sueltos relativos a ella y eran escasos los estudios hechos de su indiscutible belleza. Una visita del arquitecto-arqueológico, como era Lampérez, sirvió para que cesara ese desconocimiento. Sólo valió una conferencia en el Ateneo de Madrid y un artículo en La Ilustración Española y Americana, para que dejara de ser la gran desconocida, que sumada a la catástrofe del derrumbe de la Torre del Giraldo, bastaron para fijar la atención pública y junto con el informe del Sr. Velázquez, inspirado en el trabajo del Sr. Lampérez, unidos al de la Real Academia de San Fernando y a su interés, bastó para que el entonces Ministro Sr. Canalejas, declararan nuestra Catedral monumento nacional.
El excelente trabajo realizado en la catedral de Burgos por Vicente Lampérez hizo que se inclinara la balanza hacia él, otorgándole la dirección de la reconstrucción de la Catedral conquense. A él debemos el proyecto que hoy vemos en parte de la fachada, pues falleció antes de su terminación. El proyecto fue aprobado por la Real Academia y por la Junta de Construcciones, una vez visto que era imprescindible desmontar la fachada por haber afectado al interior de las naves y se temía el derrumbamiento total de la facha hacia el interior del templo.
Las obras fueron tasadas en unas 800.000 pesetas, sin incluir el valor de las estatuas que con ellas ascendieron a un millón de pesetas. Las obras las costeó el Estado, presupuestando cada año la cantidad de 35.000 pts.
La altura total de la fachada sería de 56 metros desde el nivel de la Plaza. La piedra que se emplearía salió a concurso ganándolo: para el basamento, la cantera de Bocairent (Valencia) y para la fachada, la cantera de Almorqui (Alicante). Hay que decir que además de la fachada hubo que reconstruir los tres primeros tramos de las naves.
El día 28 de septiembre hará 111 años de este momento pues la puesta de la primera piedra para esta nueva reconstrucción se realizó el miércoles, 28 de septiembre de 1910.
Me gustaría explicar extendidamente todo el ceremonial que se siguió pero no me gusta cansar al lector así que optaré por ceñirme al Acta que dice así:
En la ciudad de Cuenca a veintiocho de septiembre de mil novecientos diez, día de San Wenceslao, San Adolfo y el Beato Simón de Rojas, ocupando la Sede Apostólica de S.S. Pío X, reinando en España S.M. Alfonso XIII de Borbón, siendo Prelado de la Diócesis de Cuenca el Excmo. e Ilmo. Sr. D. Wenceslao Sangüesa y Guía, Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes el Excmo. Sr. D. Julio Bureil, se procedió a colocar la primera de la nueva fachada de la Catedral de Cuenca, cuyo edificio está declarado Monumento Nacional por el Gobierno de S.M.
Al efecto siendo la hora de las cuatro de la tarde del citado veintiocho, el Excmo. e Ilmo. Sr. Obispo, revestido con los ornamentos pontificales, acompañado del Ilmo. Cabildo se traslada desde el interior del templo al atrio, donde aguardaba el Ilmo. Sr. Gobernador Civil de la provincia, el Excmo. Ayuntamiento de la Ciudad bajo mazas, todas las autoridades militares y oficialidad, y autoridades provinciales y administrativas, corporaciones, personas de representación oficial y el arquitecto, bajo cuya dirección se vienen ejecutando las obras, ilustrísimo Sr. D. Vicente Lampérez y Romea, catedrático de la Escuela superior de Arquitectura de Madrid y arquitecto del Ministerio de Instrucción Pública.
Reunidos todos los señores en el sitio destinado, a fin de verificar la ceremonia, el Excmo. Sr. Obispo procedió a la bendición de la primera piedra conforme a lo que prescribe el Pontifical romano, y terminadas las letanías se introdujeron en una caja de plomo los objetos siguientes: varias monedas con el busto de Alfonso XIII, un número del Boletín Eclesiástico de la Diócesis, otro del Boletín Oficial de la Provincia; un ejemplar de la Pastoral dada por el Excmo. Prelado el 2 de mayo de 1902, con motivo del hundimiento de la Torre del Giraldo; una reliquia hallada al demoler la anterior fachada de la misma; una medalla de las acuñadas con motivo del VII Centenario del glorioso tránsito de San Julián; un ejemplar de cada uno de los periódicos que se publicaban en la ciudad; y una relación de los señores que componen el ilustrísimo Cabildo-Catedral y Cuerpo de Beneficiados, juntamente con la presente acta, que firman todas las autoridades y muchas personas de las asistentes al acto, y una vez hecho se procede a soldar la indicada caja.
Seguidamente se encerró la caja en el hueco preparado en la piedra que se colocó en el cimiento del pilar central de la “puerta del Perdón” que ha de sustentar la imagen de la Santísima Virgen; se echaron algunas paladas de cal por el Excmo. Sr. Obispo y algunas de las autoridades. El Sr. D. Wenceslao dio la bendición a los fieles reunidos, con lo cual se dio por terminado el acto, siendo las cinco de la tarde del expresado día.
Así pasó, de todo lo cual, yo el Notario Mayor Eclesiástico doy fe. Wenceslao. Obispo de Cuenca.
De esta Acta se expidió un testimonio por el referido Notario Eclesiástico, D. Eusebio Ramírez, que se conserva en el Archivo de la Santa Iglesia Catedral Basílica de Santa María de Cuenca, de donde se ha obtenido esta información.
Texto: José María Rodríguez González. Profesor e investigador histórico.
Imagen: Maqueta original de la fachada de la Catedral de Cuenca