“Y tomando José el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia, y lo puso en su sepulcro nuevo. Después de hacer rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro, se fue”. Así hace referencia el Evangelio de San Mateo a la reliquia más venerada que existe por haber envuelto, según la tradición, el cuerpo de Jesús de Nazaret. En España hay una veintena de copias de la Sábana Santa y una de ellas, que puede verse en la actualidad en el Museo Diocesano de Cuenca, fue objeto de veneración desde el S.XVII en la localidad conquense de Castillo de Garcimuñoz. Con unas medidas de 4,34 metros de largo por 95 centímetros de ancho, las mismas que tiene la original turinesa, fue encargada hacia 1640 por Alonso González de Villamayor al hilo de su estancia en la ciudad italiana para depositarla en la capilla que su familia poseía en la iglesia del Hospital para Pobres de la que era capellán su hermano.
El director del Museo Diocesano de Cuenca, Miguel Ángel Albares, explica que antiguamente las familias nobles “pedían a la Catedral de Turín copias de la Sábana Santa y éstas eran consideradas reliquias porque las telas se ponían en contacto con la original”. De esta forma, pasan a ser reliquias por contacto y “eran plegadas en una caja con un documento del obispo de Turín autentificando que había sido copiada y que se había solapado con la auténtica”. La copia de la Sábana Santa permaneció en la localidad conquense y hace años, el antiguo párroco decidió entregarla al Museo Diocesano para su custodia. Fue precisamente en este lugar de la capital conquense donde se expuso en 2015 y 2016, junto a otros objetos, y “despertó tanta expectación que desde entonces está aquí”.
Es un lienzo que tiene estampada la imagen del Señor en su parte anterior y de espaldas, en la que se aprecian todas las heridas de pies y manos, corona de espinas y azotes. El color de las imágenes es de sangre descolorida y la tela, de fibra natural, tiene como color de caña, pero además fuera de las imágenes, que tienen una altura de 1,95 metros, aparecen unas manchas grandes así como remiendos. Se guardaba en una doble caja, la primera de cobre y lleva en su interior otra de ébano con incrustaciones en marfil, forrada de terciopelo y con una cajita dentro que contiene los documentos que dan fe que fue copiada y que estuvo en contacto con la auténtica Sábana Santa.
40 días de indulgencia
Albares apunta que en la parte inferior “lleva un escrito que dice Extractum ex originali Taurini. Anno 1640, es decir, Extracto del original de Turín. Año 1640”. Junto al lienzo sagrado “se muestran las citadas cajas en la que estuvo conservada durante muchos años así como los documentos de autenticidad” en los que el obispo de Cuenca, Enrique Pimentel, la autentificó en 1642. Posteriormente el que fuese obispo, Ramón Falcón y Salcedo, en visita pastoral, confirmó nuevamente la autenticidad de la copia el 18 de mayo de 1808. Además, tal y como viene en el texto, se concedieron 40 días de indulgencia a los fieles que en los días “que se manifieste, la adorasen, hiciesen un acto de contrición o rezaren un Credo, rogando a Dios por los fines de la Iglesia”. La copia de la Sábana Santa de Castillo de Garcimuñoz fue expuesta con anterioridad en muy pocas ocasiones. Una de ellas fue en 1950 con motivo del Año Santo, pero también acompañó a Nuestra Señora de las Angustias en los actos de coronación de la Virgen de las Angustias de Cuenca en mayo de 1957.
Texto: Antonio Gómez
Fotografía: La copia de la Sábana Santa que se veneraba en Castillo de Garcimuñoz y que se expone actualmente en el Museo Diocesano de Cuenca (Fuente: Museo Diocesano)