¿Quién a estas alturas no ha comprado un décimo de la lotería de Navidad? Todo el mundo se afana en comprar alguno, se forman colas en las administraciones de lotería de las ciudades, sobre todo en aquellas que más veces han sido afortunadas con algún número en años anteriores. La esperanza es lo último que se pierde –dice un viejo adagio- y es una de estas últimas esperanzas que todos tenemos: la lotería. Con la esperanza interna de oír cantar el número que celosamente guardamos en la cartera. Ese número que les hará realidad el cambio de vida deseado para vivir cómodamente el resto de sus días.
Ese día el ronroneo de los cánticos de los niños de san Idelfonso suena a gloria. Cada español aun sabiendo la gran importancia de verse agraciado por la suerte, alimentará en lo más recóndito de su ser, la esperanza de ser el afortunado.
La lotería de Navidad se viene celebrando el 22 de diciembre, dentro de la más fructuosa diafanidad en sus operaciones mecánicas y esta escrupulosidad, es de todos tan sobradamente conocida, que no existe español alguno, que tenga la menos duda acerca de su legitimidad, estando, así totalmente libres del temor al menos fraude.
El primer sorteo de Navidad lo encontramos en la historia por el año de 1812, año que se aprobaría la Constitución que fue llamada “La Pepa” y el costo del billete era unos 40 reales.
Hay antecedentes a este primer sorteo como es el del 1276, en que publicó el rey don Alfonso X un “Ordenamiento de juegos de suerte”, teniendo que cerrarse las casa donde se practicaban, años después en vista de las riñas y escándalos a que daban lugar.
Pero la lotería del Estado en España, fue creada el 30 de septiembre de 1763 por el Rey Carlos III. El monarca, constituía en hipoteca su real hacienda, destinándose las ganancias a hospitales y hospicio. Cada jugador, podía jugar la cantidad que se le antojara, pues entonces se empleaba el sistema italiano de ambos, ternas, y el pago de premios se hacía en reales de vellón, maravedíes, etc.
La primera extracción se hizo en Madrid el 10 de diciembre de 1763, a título de ensayo. En seis meses, el rendimiento llegó a cifras de 575.476 pesetas.
En 1808, percibían de la Renta: 50.000 pesetas el hospital; 25.000, la Inclusa; más de 26.000 el Montepío del Ramo; 7.500 las Arrepentidas de Santa Ubnia Egipcinas; 5.000, las recogidas de Santa María Magdalena y otras personas necesitadas.
Los sorteos ordinarios eran uno por mes y las dos extraordinarias se realizaban en los meses de enero y julio. Al terminar cada extracción se celebraría después otro sorteo de 2.500 reales de vellón a favor de las huérfanas de patriotas de la guerra contra los franceses.
La más floreciente época de la lotería Nacional, es la contemporánea que fundó Carlos III, en la que probablemente no existe un solo ciudadano que no juegue su participación correspondiente.
Por último es de mencionar que en 1946, fue el año que se marcó un hito en la recaudación, que superó la cifra de mil millones de pesetas, y el sorteo de Navidad, bate todas las marcas de su especialidad por a venta total de la Comisión señalada con cuatro series de 50.000 billetes cada una, es decir, 200.000 billetes, que a 2.000 pesetas, representan la extraordinaria cantidad de 400.000.000 de pesetas.
El sorteo de este año 2022, cae en jueves y, un año más, la extracción de las bolas tendrá lugar en el Teatro Real de Madrid. Repartirá 2.408 millones de euros en premios entre los 173 millones de décimos.
A todos, desearos, que la suerte nos acompañe.
Texto: José María Rodríguez González. (Profesor e investigador histórico)
Imagen: Décimo de lotería (loteriasyapuestasdelestado.es)