El curioso caso de la CM-3009 es como el de tanto otros que pueblan la geografía conquense. Arreglo en carretera demandado desde hace tiempo porque las deplorables condiciones de la vía claman al cielo. Siete años del actual gobierno de la Junta dilatando esta responsabilidad, aunque abriendo una ventana a la esperanza con la aprobación de cada presupuesto y, por fin, cuando se vislumbra el final de esta legislatura, colocación de glorioso cartel presidido con el escudo regional, que anuncia que la intervención ya es un hecho. Y las obras…
Desde que el arreglo de estos 22 kilómetros, el tramo que transcurre entre Villaescusa de Haro y La Alberca de Záncara, fuera firme y una vez superada la alegría inicial, numerosas fueron las dudas que surgieron entre los más y menos expertos sobre si con el dinero destinado por el Gobierno regional, 1’4 millones de euros más IVA, iban a poderse solventar todas las carencias de una de las peores vías de la provincia.
Nuevo voto de confianza a los gobernantes y, desgraciadamente, chasco monumental una vez que se da por concluido el trabajo. Y es que, apenas unas semanas después de la finalización de la operación, ya se pueden encontrar en el firme numerosos oasis de hierbas entre el asfalto. A esta eventualidad podríamos añadir que la carretera sigue, por decirlo de una manera coloquial, con el mismo collar, es decir, los tramos peligrosos no han perdido un ápice de ese riesgo, hasta el punto de que en algunos lugares se plantea un grave problema de espacio para que dos vehículos circulen. ¿Qué sentido tiene no acometer el arreglo de una carretera de acuerdo a las claras necesidades que tiene? ¿Qué urgencia hay en trasladar a mente y retina de los ciudadanos y sobre todo de los vecinos de la zona que una administración cumple con su obligación cuando no es así?
Rebatir que los hierbajos no se encuentran en los lugares en los que han crecido es muy complicado, lógicamente. Como también justificar la imagen que encabeza este texto, un camión campando a sus anchas, con todo el derecho faltaría más porque no tiene otra opción, por los dos carriles de la carretera. Denunciado públicamente el asunto, la Junta de Comunidades, enviaba a un tercera división a justificar el desastre. Si la foto propagandística de inicio de las obras, maquinaria detrás bien visible, la protagonizaba el director general de Carreteras del Gobierno de García Page, David Merino, en esta ocasión era el delegado de Fomento provincial, José Ignacio Benito, quien, en unas declaraciones al digital vocesdecuenca, trataba de minimizar el pésimo trabajo realizado en esta carretera apuntando la gran solución que se le ha ocurrido a su departamento para uno de los graves problemas: la aplicación de herbicida en varios kilómetros. También apuntaba este responsable político que había encargado una auditoría que explicara las causas de que una carretera recién terminada ya esté deteriorándose. ¿Esa auditoria detallará también por qué no se ha mejorado el trazado, por qué las curvas y la estrechez de algunos tramos se han quedado exactamente igual? ¿Comprobará la auditoría que se ha respetado en toda la vía el ancho de 5,7 metros que marca el proyecto?
Quizás una buena planificación antes de comenzar el insuficiente arreglo habría bastado. Ahora más gasto de tiempo y dinero para certificar la chapuza. Y luego, ¿qué? ¿hasta cuándo tendrán que soportar los vecinos de la comarca el desaguisado?