Érase una vez un pastor llamado Pedro que, además de cuidar a sus ovejas, se divertía gastando bromas de mal gusto para engañar a sus vecinos…
No se me asusten ustedes ni piensen que les voy a repetir el argumento del cuento tradicional que quienes hicimos nuestras primeras lecturas antes de la implantación de la LOGSE hemos oído y repetido en infinidad de ocasiones. Como recordarán, en una concepción moralizadora de la literatura infantil, se trataba con este relato de extraer una moraleja sobre lo peligroso que es utilizar la mentira de manera reiterada, pues sucederá que cuando queramos decir alguna verdad no será fácil que los vecinos nos crean.
Como es habitual en la sección, viene el argumento al caso para comentar algunos asuntos de nuestra actualidad más próxima que me parecen pertinentes; y lo haré parafraseando la estructura de la narración tradicional permitiéndome algunas licencias.
Éranse una vez unos dirigentes políticos que día sí día también anunciaban a sus vecinos no que venía el lobo, no, sino que vendrían a la ciudad ingentes cantidades de dinero en forma de inversiones que la trasformarían por completo y la modernizarían. Unas veces dijeron que se construiría un grandioso Centro de Convenciones y Congresos, hotel incluido, con capacidad para 1000 personas; otras veces se prometió un magnífico Parque Tecnológico, émulo del Silicon Valleyn californiano; la mejora de la accesibilidad al casco histórico era anunciada cada semana, al igual que el arreglo del entorno del mercado; las autovías a Teruel y Albacete se iniciarían con carácter inmediato; la conexión peatonal entre el Júcar y el Huécar sería cuestión de días; hubo algún vez incluso que se presentó en sociedad la conexión mediante túnel entre Ars Natura y la Fuente del Portland, conectando posteriormente con la antigua carretera de Madrid; los terrenos de la planta de Gamesa iban a ser ocupados por una nueva empresa que daría trabajo a algunos centenares de trabajadores; el nuevo hospital se va inaugurando cada tres meses y su equipamiento y accesibilidad son modélicos y punteros…
Seguro que estos anuncios de Pedro-políticos no son todos los que se han hecho y el lector ocioso podrá completar la serie repasando los periódicos locales en los que se ha venido dando cuenta detallada de estos gritos con los que se ha querido despertar la conciencia del vecindario, tan necesitada como está de noticias positivas: ¡Que vienen las inversiones! ¡Que viene la modernización para Cuenca! … se vocea una y otra vez, aunque a día de hoy no sea perceptible para el común de los mortales lugareños y de ahí su desconfianza, como les pasaba a los vecinos de Pedro.
Hace solo unos días se han escuchado unos nuevos gritos albriciadores: ¡Que viene Toro Verde con quinientos puestos de trabajo entre sus cuernos! ¡Que viene otra empresa de animación con otros tantos puestos de trabajo! ¡Que hay otras empresas a la cola para empezar su actividad!
Sucede que algunos vecinos de Pedro ya están un tanto mosqueados por todas las veces que sus amigos los políticos han proclamado gritos similares y que luego han resultado mentira. Bueno, no siempre, porque una vez gritaron que había que suprimir el tren convencional por falta de rentabilidad y en horas veinticuatro lo lograron, liberando los terrenos de Renfe a la velocidad de las más modernas locomotoras; a cambio, gritan que se ha puesto en funcionamiento el tan necesitado servicio de autobuses Astra, que es algo así como mezclar churras y merinas al vincular uno y otro asunto por no sé qué regla de la rentabilidad económica. En definitiva, los vecinos de Pedro están deseando que de una vez por todas sus gritos anunciando la llegada de un lobo de modernidad sean ciertos y no sean meros entretenimientos para tenerlos ocupados y trasladarlos a un mañana feliz que nunca llega. Desde luego, piensan algunos, con sucedáneos en forma de gritos melifluos avisándoles de que viene algún lobezno que otro en forma de revulsivo no cuela para una parte del vecindario que está muy escaldada.
Fábulas al margen, non multa sed multum, como ya he reivindicado alguna vez: no es cuestión de muchos adornos y anuncios insustanciales que, además, no se compaginan con la terca realidad; para revertir el sino de esta ciudad son necesarias acciones estructurales de hondo calado. Dicho de otra manera, para este enfermo agónico que somos no sirven los cuidados paliativos, salvo que aspiremos a una muerte digna y que nuestros órganos se los traspasen a tierras hermanas, con especial preferencia a las albaceteñas. Es imprescindible una actuación quirúrgica sobre todo el organismo social que pasa por recuperar primero la confianza en nosotros mismos y no echarnos en manos de presuntos salvadores foráneos repartidores de migajas, tal y como repite el profesor Casas en su conocida sentencia “Efecto Mateo”. Claro que para eso haría falta un gran pacto de ciudad con implicación de todos los partidos políticos y organizaciones representativas que concreten un plan de acción perdurable en el tiempo. A la espera de esa fuerza colectiva liberadora que nos permita lograr lo que en justicia nos corresponde, solo falta desear por ahora que estos nuevos anuncios de Pedro se hagan realidad alguna vez y que llegue el lobo en forma de inversiones productivas, incluso aunque parte del vecindario no se lo crea y venga el lobo a comerse sus ovejas y corderos. Lo celebrarán con una gran fiesta de bienvenida si llegara el caso.
Texto: Martín Muelas
Sección: Mirando a los clásicos