Lo del arreglo de carreteras en la provincia de Cuenca parece que va a consolidarse como una de las asignaturas pendientes de los distintos gobiernos socialistas que tienen la obligación no solo de mantener en buenas condiciones las infraestructuras ya existentes, sino la de dotar al territorio de nuevas vías de comunicación. Con el tren cerrado, cada vez menos autobuses, las necesarias autovías cronificadas a Albacete, Teruel o Guadalajara fuera de la agenda política o el billete del AVE por las nubes lo de trasladarse por la provincia y fuera de ella parece que deja pocas opciones, o coche o nada. Claro que las condiciones de seguridad que ofrecen según qué carreteras a quienes transiten por ellas brilla por su ausencia.
Otro nuevo caso, la CM-3108. Une Fuenteslepino de Haro con Mota del Cuervo. Como se puede apreciar en la imagen que acompaña a este texto, el estado del firme es deplorable. A la Junta de Comunidades, responsable de su mantenimiento, no se le ha ocurrido otra idea mejor que, en vez de arreglarlo, pintar. Parece que quiera desviar la atención sobre los baches. Quizás a alguno de quienes transitan por esta carretera le pase desapercibido su estado y se fije en las relucientes líneas que la bordean. A ver si cuela…
Hace unos meses, en mayo, nos hacíamos eco de otro patinazo del Gobierno regional en una carretera de esta zona, en concreto la CM-3009. Siete años llevaban los municipios comunicados por la vía esperando la inclusión de su arreglo en cada presupuesto regional. Por fin, cuando se vislumbra el final de esta legislatura, colocación de glorioso cartel que anuncia que la intervención ya es un hecho. Y las obras…
Desde que el arreglo de estos 22 kilómetros, el tramo que transcurre entre Villaescusa de Haro y La Alberca de Záncara, fuera firme y una vez superada la alegría inicial, numerosas fueron las dudas que surgieron entre los más y menos expertos sobre si con el dinero destinado por el Gobierno regional, 1’7 millones de euros, iban a poderse solventar todas las carencias de la vía. Nuevo voto de confianza a los gobernantes y, desgraciadamente, chasco monumental una vez que se da por concluido el trabajo. Y es que, apenas unas semanas después de la finalización de la operación, ya se podían encontrar en el firme algún que otro oasis de hierbas entre el asfalto. A esta eventualidad podríamos añadir que la carretera sigue, por decirlo de una manera coloquial, con el mismo collar, es decir, los tramos peligrosos no han perdido un ápice de ese riesgo, hasta el punto de que en algunos lugares se plantea un grave problema de espacio para que dos vehículos circulen. ¿Qué sentido tiene no acometer el arreglo de una carretera de acuerdo a las claras necesidades que tiene? ¿qué urgencia hay en trasladar a mente y retina de los ciudadanos y sobre todo de los vecinos de la zona que una administración cumple con su obligación cuando no es así?
Los hierbajos han sido atacados. ¿Hasta cuándo? El verdadero problema sigue. La carretera es igual de peligrosa que antes de su arreglo. Los parches y disimulos no sirven para nada, solo para malgastar tiempo y dinero.
Texto: AGA
Imagen: Estado de la carretera entre Fuentelespino de Haro y Mota del Cuervo. Pintada, pero llena de baches.