La protección y conservación del patrimonio histórico de una ciudad o un pueblo es fundamental para que éste perdure en el tiempo aunque lamentablemente aún queda mucho por hacer. Lo que no saben muchos visitantes es que debido a la relevancia y singularidad de esos lugares se les mima de una forma especial año tras año. Es entonces cuando las iglesias, ermitas, yacimientos arqueológicos, castillos, archivos o bibliotecas, reciben la máxima distinción de ser declarado como Bien de Interés Cultural (BIC). Éste se encuentra inscrito en el Catálogo de Patrimonio Cultural en Castilla-La Mancha junto a los Bienes de Interés Patrimonial (BIP) y los Elementos de Interés Patrimonial (EIP). En la región, hay un total de 669 Bienes de Interés Cultural y elementos de interés patrimonial con algún tipo de protección, de los que 92 se encuentran en la provincia de Albacete, 108 en la de Ciudad Real, 117 en la de Cuenca, 107 en la de Guadalajara y 241 en la de Toledo. A estos hay que sumar otros cuatro lugares que corresponden a la región en general.
Del total de estos bienes, 503 son monumentos, 50 zonas arqueológicas, 35 conjuntos históricos, 22 construcciones de interés patrimonial, 22 bienes inmateriales, 29 sitios históricos, cuatro elementos de interés patrimonial, un yacimiento arqueológico de interés patrimonial, una colección, una zona paleontológica y un jardín histórico. Después de que un bien sea declarado BIC por la autoridad competente, éste pasará a tener medidas especiales y la administración pública al que pertenece estará obligada a establecer una serie de medidas para protegerlo y conservarlo. En el caso de que no se realicen las actuaciones necesarias para el cumplimiento de las obligaciones podrán establecerse sanciones y multas coercitivas al propietario del mismo. En lo que respecta a la provincia de Cuenca, la capital cuenta con una treintena de BIC y le sigue a mucha distancia las pinturas rupestres de Villar del Humo, con once, Huete con seis, Alarcón con un total de cuatro, lo mismo que Villaescusa de Haro, y luego con tres se sitúan San Clemente o Belmonte.
Casco histórico con una veintena de BIC
Un turista que pasee por las calles de la parte alta de la ciudad de Cuenca estará rodeado de un entorno que cuenta con al menos una veintena de Bienes de Interés Cultural y, que en teoría, deben protegerse al máximo. Entre ellos destacan el Ayuntamiento, las Casas Colgadas, la Catedral de Santa María y San Julián de Cuenca, La Torre de Mangana, el Convento de San Pablo, la Iglesia de San Pedro, el Museo Arqueológico de Cuenca o el propio Casco Antiguo de la ciudad y el paisaje que le rodea.
Sin embargo, algunos de ellos ingresaron en la Lista Roja de Patrimonio que elabora la Asociación Hispania Nostra. Consideran que en el Arco de Jamete de la Catedral de Santa María y San Julián, corre el riesgo de desaparecer si no se actúa de inmediato sobre el proceso de salinización que está sufriendo aunque las autoridades eclesiásticas no están de acuerdo con esa inclusión. Otro de los Bienes de Interés Cultural amenazados es la Iglesia de la Virgen de la Luz ya que en junio de este año ya advirtió esta asociación que las pinturas murales que decoran el interior corrían un grave peligro de perderse. En lo que respecta a la provincia conquense, también hay llamadas de atención, entre otros, sobre el Palacio de los Gosálvez, que está situado en el término municipal de Casas de Benítez, y que está inscrito en la categoría de Monumento desde 1994.
Texto: Antonio Gómez
Foto: La Catedral de Santa María y de San Julián de Cuenca es un Bien de Interés Cultural (BIC) de los más visitados.