La llegada de la COVID19, ha supuesto relativizar determinadas enfermedades que habitualmente han estado en primera línea especialmente en esta época, principios de la primavera y mediados de invierno como es el resfriado común, el constipado.
El resfriado común es la enfermedad más frecuente de las que padecemos. Su aparente levedad, ha hecho que en este último año y medio su diagnóstico suponga un alivio al ser el menos grave en comparación con la gripe o la COVID19. Lo que yo llamo el nivel de tolerancia. Ante algo más grave, lo leve tiene una importancia relativa.
A pesar de ello es una dolencia que supone sufrir de cuatro a siete días de malestar, disminuyendo nuestro rendimiento y con ello provocando absentismo tanto laboral como escolar. En definitiva, puede limitar de forma importante nuestro ritmo habitual de vida.
La principal incidencia se focaliza en la población infantil, aunque la mayor gravedad puede venir en colectivos como los mayores, los inmunodeprimidos y los enfermos crónicos con afecciones respiratorias en donde el resfriado puede complicarse, llegando a desembocar en otras enfermedades más graves como puede ser una neumonía.
Un mito que siempre acompaña al resfriado es que viene provocado por quedarte frío cuando no es cierto. Si es verdad que el frío ayuda a los virus-principalmente rinovirus, enterovirus coronavirus o virus de la influenza A o B- a invadir nuestro organismo debido que provoca la vasoconstricción de los vasos sanguíneos facilitando la entrada y diseminación del virus, además de un peor funcionamiento del sistema inmunitario.
Los síntomas pueden ser variables y confundir con los de una gripe, pero siempre más leves. Generalmente produce congestión y goteo nasal, tos y estornudos, dolor de garganta, dolor ligero de cabeza, lagrimeo, dolor muscular y fiebre ligera.
Si no aparecen otros síntomas, incluso no es necesaria la visita al médico. En caso de que aparezcan problemas al respirar, fiebre alta, esputo hemorrágico o verdoso o que los síntomas anteriores se intensifiquen-fiebre alta, dolor intenso de garganta…- si será necesaria la visita al médico de atención primaria. Incluso si pertenecemos a alguno de los grupos de riesgo de los que hemos hablado, a urgencias al hospital.
Conocido el virus y los síntomas, el objeto de este post es hablar de cómo prevenirlo. He de advertir que, como virus hermano, no dista mucho de las medidas de prevención que hemos tenido estos últimos meses. Hay que tener en cuenta que el contagio se realiza a través de las secreciones que emitimos al toser, estornudar o al hablar. Básicamente, tenemos que tener en cuenta:
- Lavado frecuente de manos o uso de gel hidroalcohólico.
- Mantener una distancia adecuada. Este es el motivo por el que la población infantil tiene mayor incidencia ya que tienen más contacto.
- Usar pañuelos desechables.
- Cubrirse la boca al toser o estornudar con el interior del codo.
- Evitar el consumo de tabaco.
- Ventilar frecuentemente los sitios cerrados, especialmente en situaciones de presencia de varias personas.
- No compartir utensilios, especialmente los de cocina.
- Mantener una humedad adecuada en los dormitorios y todas las estancias de la casa.
- Mantener una buena hidratación.
Como veis nada nuevo sobre lo que hemos estado haciendo estos meses ni nada difícil de cumplir.
Si a pesar de ello cogemos un resfriado tendremos que recurrir a tratar los síntomas, que es lo que podemos hacer tratándose de un virus. Nunca, y digo nunca deben utilizarse antibióticos salvo que la situación se complique y se nos diagnostique una infección bacteriana. Siempre después de acudir al médico y tener la prescripción oportuna. En casos leves-la mayoría- debemos tratar los dolores y la fiebre con analgésicos y antitérmicos, mantener una buena hidratación y tratar la congestión nasal con algún mucolítico, reposo, no fumar ni beber alcohol y sobre todo mucha paciencia.
Para finalizar no quiero dejar de hablar de un concepto que ha aparecido estos días como es la “deuda inmunitaria”, concepto que viene dado porque durante estos meses hemos mantenido un alto nivel de prevención frente a la COVID19, tomando una serie de medidas que también han funcionado frente a otros virus y que supone ahora la indefensión ante otras enfermedades de etiología similar. Esta indefensión se produce porque el sistema inmunológico se ha vuelto vago de no utilizarse por no haber habido incidencia de estos virus del resfriado en concreto, con lo cual no es de extrañar que la incidencia del resfriado común de este año sea mayor. Por ello es fundamental que nos cuidemos y que las medidas propuestas que son fáciles de aplicar, sean tenidas en cuanta especialmente en las épocas de mayor incidencia.
Texto: Ángel Huélamo
Sección: Salud y bienestar