Buenas eran las intenciones de la relativamente nueva Asociación de Vecinos Centro de Cuenca cuando hace un año se constituía para tratar de solucionar las preocupaciones y necesidades de quienes viven en esta zona de la ciudad. En agosto de 2020 sus representantes se reunían con el alcalde de la capital, Darío Dolz, para trasladarle sus planteamientos y, sobre todo, que el primer edil se activara para cuidar y revitalizar tanto la emblemática Carretería como las calles que la rodean.
Toda muestra de intenciones merece un prudencial tiempo de espera. Cualquier compromiso es digno de confianza, sobre todo cuando la realidad es la mayor de las evidencias de que es necesario ejecutarlo. Pero, desgraciadamente, en la zona centro de la capital todo sigue igual o incluso peor. Cada vez más locales en alquiler, una política de apoyo y reforzamiento del pequeño comercio paliaría este problema, y edificios con solera, importantes y pertenecientes a instituciones, como por ejemplo el Iberia, deteriorándose sin el aprovechamiento que merece tanto sus dimensiones como su ubicación.
Especialmente sangrante es el estado del llamado Edificio de Sindicatos, un mastodonte de cemento entre Carretería y el Parque de San Julián cuya entrada nos obsequia con pintadas, suciedad y papeles colgados y desperdigados por doquier. La rehabilitación, demolición, uso y por tanto destino de este inmueble lleva enquistado décadas, sin que gobierno alguno, de ningún tipo, haya acometido una sola línea de acción encaminada a evitar que construcciones como ésta desvirtúen y afeen el centro de una ciudad, también histórico, aunque sin el mismo valor monumental y patrimonial, obviamente, con el que cuenta la parte alta de la capital.
La situación seguirá empeorando a medida que pasen más meses y años. Las reuniones de las instituciones y colectivos no sólo sirven para pasar el examen inicial de la foto y declaración de buenas intenciones. La política de los hechos debería de aplicarse, como fase siguiente e inmediata al dulce momento de puesta en común de ideas e inquietudes y, no solo asociaciones como la de los Vecinos del Centro, sino la sociedad en general, exigirle a los responsables políticos del momento las responsabilidades pertinentes por no cumplir sus promesas.
Son cada vez más numerosos los frentes que tiene abiertos el Ayuntamiento de Cuenca. Dos años y medio de legislatura y paralización de la ciudad. Los intentos por parte de esta institución y sus aliadas provinciales, regionales y nacionales, por intentar distraer la atención de la opinión pública conquense con la venta de magnos y etéreos proyectos no les exime de abandonar lo básico y fundamental, el bienestar de sus vecinos en todos y cada uno de los barrios que componen la ciudad.
Texto: AGA
Foto: Estado de la entrada al 'Edificio de Sindicatos'.