No cuenta con el caché de convivir con otros templos de la parte noble de Cuenca. La parroquia de San Esteban se sitúa en una zona céntrica, pero no atrae a turistas ávidos de contemplar muros centenarios. Si acaso algún curioso, al que llama la atención sus angulosos tejados y esa torre en apariencia inacabada. La prudencia conduce a no preguntar, en voz alta, si la estructura fue concebida en un principio de esta forma o si las circunstancias, la primera de ellas la monetaria, obligaron a dejar la citada torre en su esqueleto, sin más.
La parroquia de San Esteban es joven. Ha cumplido 50 años y los exhibe con orgullo en un cartel sobre una de sus fachadas. En realidad, fue en 2020, la fecha de su dedicación se remonta a 1970, pero esta familia para crecer y creer como reza la lona conmemorativa ha querido prolongar y compartir, de momento casi un año más, tan significativa efeméride.
Este edificio y la comunidad que lo compone, desde los sacerdotes responsables, grupos parroquiales, pasando inevitablemente por los fieles, podrían definirse a priori y a simple vista como prácticos. No exenta de protagonismo, por supuesto en Semana Santa o como punto de partida y de encuentro de la tradicional peregrinación al santuario francés de Lourdes, el trabajo callado y constante, aquel que suele pasar inadvertido por su eficacia, podría calificar a un templo que, discretamente, de espaldas a las terrazas que se sitúan en su fachada principal, atiende las necesidades de quienes, en estos tiempos difíciles, requieren ayuda.
Esa discreción no está reñida con la información y, desde luego, así lo entiende la parroquia que, en su completa web, www.parroquiasanestebancuenca.es, detalla su agenda, el horario de sus cultos y actividades, facilita la carta semanal del obispo e incluso, como dato curioso, la posibilidad de la lectura de misa en varios idiomas, entre ellos el holandés y el polaco.
La historia
Según reza la mencionada web, desde que el rey Alfonso VIII reconquistara la ciudad, comenzaron a construirse las principales parroquias. Se edificarán catorce, todas ellas dentro del recinto amurallado, entre los márgenes de los ríos Júcar y Huecar. Entre ellas, se encuentra la de San Esteban Protomártir, cerca de la Puerta de Valencia. Se desconoce la fecha exacta de su construcción y es uno de los edificios más enigmáticos de la ciudad, pues hoy nada queda del primitivo templo. De hecho, ha tenido su sede en, al menos, cuatro ubicaciones distintas.
Continúa la web hablando de Vicente Busquet, Cura propio de San Esteban Protomártir, que escribía en el libro XV de Bautismos de la Parroquia: " En el día 22 de noviembre de 1852 se celebró la primera misa en la Iglesia de San Francisco, como Parroquia de San Esteban". Y sigue la nota diciendo: "Se trasladó, por deterioro de la Iglesia anterior de San Esteban Protomártir situada dentro de la muralla (frente a la ermita del Cristo del Amparo y de Santa Catalina del Monte Sinaí), en la Calle de Santa Lucía, y tuvo como motivo el crecimiento de la ciudad y la belleza del Convento de los Franciscanos." El Convento Franciscano al que se refiere, se encontraba situado en el solar que actualmente ocupa el nuevo edificio de la Parroquia de San Esteban. En el año 1961 se procedió al hundimiento de la Iglesia del Convento con el fin de edificar un nuevo edificio. Mientras se llevaban a cabo las obras de construcción del nuevo templo, el culto de la Parroquia se trasladó a la antigua Zona de Reclutamiento. El día 21 de marzo de 1970, víspera del Domingo de Ramos, el entonces Obispo de Cuenca, monseñor Inocencio Rodríguez, dedicaba el nuevo templo.
San Esteban, pues, tiene su historia. El gris actual de sus muros contrasta con su azaroso periplo hasta ubicarse y formarse como en la actualidad la conocemos. 50 años no es nada, dicen algunos. Para esta parroquia, sin duda, han marcado el principio de su nueva era...
Texto: AGA
Foto: Parroquia de San Esteban en Cuenca