En esta tierra del interior peninsular, a pesar de las dificultades que presenta, nunca han faltado oportunidades de un modo u otro para salir adelante. Muchos Quijotes y Sanchos con pocos medios a su alcance, salvo la imaginación y el esfuerzo, han llegado a hacer de una tierra yerma, un vergel de oportunidades.
Mediante diferentes formas jurídicas con predominancia de las asociativas como las cooperativas, pero también desde la individualidad apoyada solo en las ganas de trabajar como los autónomos, han tejido una estructura productiva que ha sido capaz de conquistar incluso mercados internacionales con nuestros productos, o ser el motor de sectores como la construcción no solo en su alrededor, sino en gran parte de la España más poblada como la capital o las zonas de costa de la periferia, donde el desarrollo económico de todo tipo, pero en especial el turístico. han tirado del avance económico de nuestro país.
No vivimos en un lugar privilegiado que se haya visto nunca regado con fuertes inversiones de las diferentes administraciones o de negocios prósperos que aconsejados por nuestros dirigentes hayan venido a ubicarse en estos terrenos áridos pero que con cariño serían capaces de hacer florecer cualquier actividad.
Aun así, en los lugares donde tan solo se ha facilitado la comunicación, en las últimas décadas han sido capaces de aumentar su población. Parte del desarrollo de las ciudades principales ha sido gracias al trabajo, sacrificio y esfuerzo de estos valientes habitantes del medio rural que han viajado incluso a diario a levantar grandes edificios o polígonos industriales donde los de la ciudad desarrollan sus actividades.
Pero algo estamos haciendo mal cuando las sociedades cooperativas que vieron su esplendor en las décadas anteriores, incluso exportando el fruto de su trabajo, están cerrando sus puertas. Pero no sólo ellas, también cualquier pequeña empresa que cesa su actividad por falta de rentabilidad. Y también los autónomos que con algunos pocos trabajadores hacían todo tipo de tareas facilitando el auge y la mejora de la vida en lugares tan inhóspitos como estas tierras que antes solo eran conocidas por su riqueza cinegética.
Como decía, hoy las cooperativas de todo tipo están desapareciendo, las pequeñas empresas cerrando sus negocios y los autónomos quedándose solos en su actividad sin querer contratar trabajadores aunque no lleguen cubrir ni la mitad del trabajo que les encargan.
Son muchas las causas de la situación que vivimos. El trabajo y sacrificio es grande y hasta los propios padres han buscado para sus hijos otras oportunidades que les haga la vida más fácil, pero desde luego que todo está siendo incrementado por unos gestores públicos que no hacen lo que predican.
Cada vez las dificultades son mayores para estos pequeños empresarios o autónomos que ya no pueden continuar, tratándose del tejido productivo que supera el noventa por ciento de la actividad económica y del empleo en nuestro país. No hay alicientes para trabajar o en cualquier caso son muy insuficientes.
Empezando por el trato de las administraciones públicas con una cada vez mayor ansia de recaudación para después comprar el voto de otros ciudadanos con subsidios y planes de empleo para no desarrollar nada hacia el futuro.
La seguridad social cada vez es más asfixiante, los impuestos directos e indirectos insoportables, las entidades financieras que antaño cumplieron el papel de apoyo incondicional a quien demostraba ganas de trabajar y desarrollar proyectos imaginativos y de futuro hoy no cumplen con su papel de apoyo al desarrollo. Estas entidades, algunas falsas cooperativas de nuestras zonas rurales, trabajan cada año por dar el mayor porcentaje de beneficios del sector. Invierten en grandes proyectos o corporaciones olvidándose de todos esos pequeños y autónomos que fueron los que durante tantos años con pequeños negocios a ellos los hicieron grandes. Hoy incluso prestan dinero a las administraciones como las locales a tipos de interés que hoy puede ser el euribor, pero que estos años de atrás era dinero al cero por ciento por estar el tipo de referencia en negativo, pero en cualquier caso siempre al menos 3 puntos por debajo del interés del emprendedor, autónomo o pyme que, en definitiva, son los generadores de riqueza que después nutre a las administraciones.
Cada vez es más insoportable la situación para el pequeño tejido productivo que mantiene a este país. Y lo están empujando al abismo, donde terminará nuestra economía y el mantenimiento de todo nuestro estado del bienestar que tanto trabajo costó a los que nos han precedido en el tajo. Y de ello depende nuestro sistema de pensiones, toda la sanidad y educación así como los servicios sociales de los más débiles.
Un gobierno como el actual que se dedica a quedar bien con los grandes colectivos para asegurar el voto, a la auto propaganda para continuar en la poltrona y a ceder a los territorios que más fuerza tienen por tener la capacidad política de sustentarlo, es merecedor de que los ciudadanos lo envíe a casa más pronto que tarde porque lo que tanto esfuerzo y sacrificio ha costado crear se lo van a cargar totalmente, dejando todo arrasado, más que la plaga de conejos que está terminando con la riqueza que nuestros agricultores. Han sido capaces de generar a partir de estos terrenos duros y difíciles pero agradecidos al trabajo de sus cultivadores y cuidadores durante tantos años.
Texto: Miguel Antonio Olivares
Sección: Guardián del labriego