Dice el Instituto Cervantes que este refrán significa que a veces se llevan los beneficios quienes no han trabajado para conseguirlos. También se refiere a que a algunos se les achaca algo negativo cuando en realidad otros hacen igual o más. Es decir, que alguien carga sin culpa con la mala fama mientras los culpables pasan por inocentes.
La explicación era que los que se dedicaban a cardar la lana, tenían fama de pendencieros, y todos se llevaban esa fama.
Cuenca era rica en lana merina, y el propio Cervantes relata cómo conoció la Ruta de la Lana, un camino que unía la lana conquense, con el puerto franco de Burgos, centro textil por excelencia. Por esta ruta, que es parte del Camino de Santiago, pasan cada año unos 250 peregrinos.
Ha sido noticia el Servicio Sanitario de Castilla la Mancha, por la utilización de las sanciones administrativas en dos médicos del Hospital de Tomelloso, por grabarse un vídeo en el hospital en campaña electoral, mientras otro médico de ese mismo hospital, del partido gobernante, hacía lo mismo y no le pasaba nada. Aquí en Cuenca, también ha pasado. Alguien no muy trabajador y afín al poder, persigue a los qué si son trabajadores, y les hace pasar por lo que no son, con la connivencia necesaria de la Administración. Unos tienen la fama y otros cardan la lana.
Y mientras tanto, España se queda sin médicos: más de 90.000 se jubilan en la próxima década. Hay 20.231 médicos con más de 65 años en activo y 70.495 en la franja entre 55 y 65 años. No va a ser España un país para viejos. ¿Y cómo se arregla ésto?. Cómo dice el presidente Biden: “Paga más”. Yo añado, no nos persigas por cuestiones ideológicas o porque no seamos unos palmeros. Porque los médicos se van, cansados del maltrato y de que se les venda como unos vagos, porque haya listas de espera. La población no exige mejor gestión a los que sí tienen esa responsabilidad y no gestionan mejor. Unos tienen la fama y otros cardan la lana.
Al mismo tiempo, un creador del partido Podemos ha editado un libro, que habla de purgas ideológicas. Un profesor mío me dijo una vez: “El peor error de vivir en democracia, es creer que tenemos una democracia”. Y tiene razón, parece que se han puesto de acuerdo en limitar la independencia del poder judicial, la credibilidad de los sindicatos de clase es nula y los medios están acallados. Tras las noticias de la pandemia y el volcán de la Palma, nos muestran una realidad de color de rosa, que ojalá fuera así.
A veces creo que viven en una realidad paralela. Los que atendemos personas, sabemos que les preocupan cosas reales, y que la salud mental de la población cada vez es más frágil. El principal condicionante de nuestra percepción de la salud es el socioeconómico. Más pobres y peor tratados, vamos a estar más enfermos. Esto no se arregla con un cheque de 400 euros y quienes iban a acabar con la casta, ya tienen la vida arreglada. Unos tienen la fama y otros cardan la lana.
El mensaje está claro: quien se mueve, no sale en la foto. Y esto no es bueno. ¿Si cambia el gobierno, se va a represaliar a los otros?. Cómo decía Santiago Ramón y Cajal: ¿No tienes enemigos? ¿Es que jamás dijiste la verdad o jamás amaste la justicia?
Texto: Cristina Guijarro (Neuróloga y Profesora universitaria)
Sección: Relatos de pandemia