La riqueza patrimonial de la provincia de Cuenca se pone de manifiesto por cada uno de sus rincones, y quizá uno de los tesoros más desconocidos para la mayoría de nosotros sea el Románico que se extiende por toda la Alcarria conquense y parte de la provincia, lo que supone que sea la representación de este estilo artístico más meridional de toda la península. Se trata, en su mayor parte, de humildes templos construidos ya en pleno siglo XIII en un estilo románico muy tardío. No obstante, hay algunas obras que destacan especialmente entre todas, y, sin lugar a duda, una de ellas es la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Valdeolivas.
En el templo de esta villa medieval, podemos observar claramente la influencia del cercano Monasterio de Monsalud de monjes del Císter, en la provincia de Guadalajara. Se comienza a construir en el siglo XIII y originariamente presenta una sola nave abovedada con medio cañón apuntado reforzado por fajones. Como particularidad, destacar la ausencia de espadaña, presentando en cambio, una interesantísima y colosal torre-campanario, fechada por una inscripción en 1211, de planta cuadrada, en origen de cinco cuerpos, de los cuales sólo se mantienen cuatro. También es digno de destacar el ábside, que es uno de los más monumentales de las iglesias románicas de la provincia. En época gótica, se le añadieron otras dos naves laterales, de estilo gótico, de las cuales sólo se conserva una.
Interiormente, el ábside está cubierto por una bóveda de cuarto de esfera, y es aquí en donde se encuentra la verdadera joya oculta de esta iglesia, ya que esta bóveda está recubierta por las únicas pinturas murales que la provincia de Cuenca conserva de la Edad Media. Representan al Pantocrátor, o Cristo en Majestad, encerrado en la mandorla mística y bendiciendo al mundo. Estas pinturas, aunque inspiradas en las clásicas del románico, están fechadas en el siglo XIV, y son de un estilo de transición entre el románico y el gótico, lo cual lo podemos observar sobre todo en la profusión de los pliegues redondeados y ondulantes de la túnica de la figura de Cristo, así como en las de los apóstoles, que bien podrían haber sido añadidos con posterioridad. Al igual que muchos de los Pantocrátores que se encuentran más al norte de España, el conjunto está rodeado por un Tetramorfos o figuras que representan a los cuatro evangelistas y que rodean el trono de Dios mirando a la figura de Cristo. Un detalle curioso de estas pinturas, es que estuvieron ocultas tras un retablo barroco que fue destruido durante la Guerra Civil Española, momento en el que salieron a la luz.
Cuenca es rica en patrimonio artístico y cultural, el Pantocrátor de Valdeolivas es sólo un ejemplo de ello, un excelente ejemplo, pero el reto de las administraciones tanto locales, como provinciales, como regionales… es convertir esta riqueza patrimonial en atractivos bienes turísticos que atraigan visitantes a estas despobladas zonas. Para ello, todas las administraciones deben involucrarse en la promoción de estos destinos, desde los ayuntamientos, que deben favorecer el acceso y la visita a estos puntos de interés, a las administraciones provinciales y regionales que deben trabajar en coordinación y sinergia con los consistorios para crear rutas que vertebren y potencien el desarrollo del turismo cultural de la región. Las administraciones deben abrir líneas de inversión para hacer del turismo del Patrimonio Histórico y Cultural una realidad. Invertir en Patrimonio no es INVERTIR EN PIEDRAS, es invertir en desarrollo y prosperidad de calidad para una región, es crear referentes culturales en la comarca, y el Románico Conquense es el gran desconocido. Además, tenemos la extraordinaria fortuna de que comparten zona geográfica interesantes ejemplos de la arquitectura y el arte románico, con importantes yacimientos romanos, que juntos y cohesionados con el patrimonio natural de la comarca, hacen que las posibilidades de desarrollo y prosperidad para la región sean indudables.
Texto: Ana Martínez
Imágenes: Raúl Contreras