Han sido años de lenta agonía. El Gobierno de España ejecutaba, finalmente el pasado 30 de noviembre, la línea de tren Madrid-Cuenca-Valencia. La táctica empleada tanto por las operadoras Adif y Renfe como por el Ejecutivo nacional ha sido calculada y paciente. Encontraron, primero, la organización adecuada que les allanara el terreno de cara a la opinión pública. Recordemos que eran los dirigentes de la CEOE conquense quienes, en agosto de este año, presentaban de manera oficial un plan de movilidad que llevaba implícito el cierre del ferrocarril. Fueron los representantes empresariales, pues, quienes, en la elaborada táctica de las administraciones políticas socialistas, pioneros en atreverse a verbalizar lo que muy pocos querían escuchar pero que la mayoría de los ciudadanos sospechaba ya desde hacía tiempo, que el cierre definitivo del tren era inminente.
Que durante los momentos más duros de la pandemia, cuando estábamos sometidos al ilegal confinamiento, se suspendieran servicios de tren puede y debe comprenderse. Las limitaciones impuestas a la movilidad lo justificaban. Los transportes públicos no podían seguir funcionando igual en abril de 2020 que tres meses antes, por ejemplo. Aunque la mutilación de nuestro tren regional venía de años atrás, lo cierto es que una de las puntillas definitivas la recibía cuando una vez recuperada la famosa nueva normalidad, no se restablecían los servicios suprimidos.
Y diez meses más tarde llegaba Filomena. La famosa borrasca de nieve helaba toda España y las esperanzas de recuperar el tren. Se suspendía, según fuentes oficiales de Adif, la circulación hacia Valencia por problemas en la vía ocasionados por la nieve. Nunca se detallaron en qué parte del recorrido se produjeron esos destrozos, qué presupuesto había destinado para su arreglo y cuánto tiempo tardaría la reparación. El pasado 30 de noviembre se confirmaba la gran mentira con la que el Gobierno de España retrasaba mes a mes el anuncio de que no tenía intención de volver a restablecer la circulación de ferrocarril. ¿Por qué nunca se contempló otra salida que el cierre del tren? ¿Qué impide al Gobierno Central invertir en la línea Madrid-Cuenca-Valencia? La excusa más socorrida en contra del tren ha sido su falta de pasajeros y el coste de mantenerlo en funcionamiento. Dos argumentos que se rebaten rápido. El primero porque la reducción de frecuencias, los horarios ineficientes y la velocidad tercermundista del tren disuadían a más de uno de emprender la aventura de viajar en él. El segundo, el de su coste, tampoco se sostiene. Es un transporte público, de interés general, imprescindible para vertebrar un territorio, garantizar el derecho a viajar de sus habitantes y evitar que municipios se queden prácticamente incomunicados. Es más que evidente que jamás el tren de Cuenca tiene que responder a criterios monetarios. ¿Son rentables, acaso, la Sanidad, la Educación o las carreteras? Tajantemente no. Todo es, simple y llanamente, necesario.
xCuenca, una sarta de incongruencias
Con prisas, nocturnidad y alevosía, se presentaba en la capital el proyecto xCuenca. Apenas unas horas antes de tener lugar, se citaba a los alcaldes, por cuyos municipios transcurría el tren, en la Subdelegación del Gobierno mediante una llamada telefónica. De la discreta operación no se guarda ni siquiera un mail, tampoco una foto, ni se convocó a la prensa. Los valientes ejecutores del tren conquense, capitaneados por una segundona del ministerio, Rallo del Olmo, solo filtraron una imagen, la que retrataba, precisamente, a la enviada de Pedro Sánchez con su representante en Cuenca, Juan Rodríguez y, en frente, a los dos mandatarios de la CEOE, Peña y Mayordomo, cumpliendo fielmente la misión encomendada y llevándola a buen puerto. Ni rastro de Chana, Dolz o Carrizo. Su lealtad a los jefes de Madrid se protegió convenientemente sin imágenes que señalen para la posteridad su traición y deslealtad a la provincia.
Se fue el tren y llegó xCuenca, la iniciativa que lo sustituye. A la incapacidad manifiesta de salvar un recurso elemental como el ferrocarril palabras grandilocuentes, una propuesta de proyecto integral de movilidad, desarrollo territorial y transformación urbana, así se autodefine el envenenado regalo navideño del Gobierno de España para la provincia. En este gráfico y elemental dossier, se intenta desvirtuar, al tren, poniendo en duda su necesidad. El primer ataque, para las estaciones, a las que tachan de baja accesibilidad, de lejanas a los núcleos urbanos. Increíble. Lo dicen los mismos que defienden que el AVE se encuentre a casi 6 kilómetros del último barrio de la capital y que no son capaces de coordinar sus salidas y llegadas con autobuses urbanos. Hablan los creadores de xCuenca de que el autobús tiene tarifas y tiempos similares o mejores que el tren convencional. ¿Será básicamente porque no circulan casi trenes y porque lo hacen bajo unas limitaciones de velocidad ridículas por las malas condiciones de las vías? La pescadilla ferroviaria sigue mordiéndose la cola y los argumentos para suprimir el tren una estafa. ¿Gobierno de España y Junta proponen autobuses cuando están suprimiendo rutas en toda la provincia?
Seguimos profundizando en los argumentos con los que el Ministerio de Transportes y el resto de las instituciones han decidido cerrar el tren y llegamos a un claro intento, uno más, de manipulación de realidades y de la opinión pública, el enfrentamiento del AVE con el tren convencional. Hablan de las bondades del primero y prometen mejoras en horarios. Este punto se puede zanjar rápido. Alta Velocidad y ferrocarril son compatibles 100 por cien, no tienen nada que ver ni en lugares por los que transcurren, (es una obviedad que el AVE no para en ningún pueblo de Cuenca) ni en precio (no todo el mundo puede permitirse los elevados precios de sus billetes, que, por cierto, siguen a la espera de que se abaraten).
Una de las guindas del pastel del dossier xCuenca los constituye un gráfico que demuestra que tras la borrasca Filomena ha bajado el uso del tren en nuestra provincia ¿Cómo se iba a poder viajar en ferrocarril si lleva suprimido en su tramo hasta Valencia precisamente desde enero? La osadía por doblegar la realidad a los intereses políticos y de una decisión a todas luces sin argumentos resulta ya hasta cómica.
El apartado la opinión del territorio y las instituciones del citado informe xCuenca pretende convertirse en una ridícula declaración de intenciones, seis en concreto, en las que, se supone, debe verse reflejada toda la ciudadanía de la provincia de Cuenca. La Junta promete más AVEs, recordemos que no es competencia suya y la Diputación un sucedáneo de Serranía en Vía, rehabilitar estaciones de la línea, pero sin tren. Por cierto, hay que aclarar que este proyecto fue uno de los primeros que el actual presidente Martínez Chana anuló a su llegada al poder y con el que jamás se ha comprometido públicamente, ninguneándolo cada vez que tiene ocasión. El Ayuntamiento de Cuenca se compromete a reforzar los autobuses urbanos, cualquier conquense que lea este propósito no podrá por menos que asombrarse. Dos años y medio lleva Dolz gobernando la capital y no ha sido capaz de mejorar el transporte público. Los usuarios del AVE piden más trenes y la mejora de los autobuses. Perfecto. ¿Esto significa cerrar el tren convencional? Insistimos. ¿Por qué se empeñan los gobernantes socialistas en utilizar a esta asociación como arma arrojadiza contra el ferrocarril? Y, por último, la CEOE habla de mejoras y de nuevas oportunidades de desarrollo económico alrededor de la línea convencional, sin concretar nada. Faltaría, obviamente, lo fundamental, el tren…
El resto del documento xCuenca sigue dando vueltas a los mismos argumentos con el añadido de las Vías Verdes, una opción que, como ya explicábamos en este digital la pasada semana, se ha vendido a bombo y platillo en una provincia donde la naturaleza es más que generosa y con la omisión deliberada de que este tipo de infraestructura necesita un mantenimiento que recaería en los ayuntamientos.
Reacción social unánime de apoyo al tren
En contraposición a la decisión de cierre del ferrocarril, desde que se anunciara hace una veintena de días, numerosas y constantes han sido las reacciones en su contra, tanto de partidos políticos, exceptuando el Psoe, cuyos dirigentes tiran de argumentario interno defensivo para intentar justificar que la provincia se quede sin tren, como de asociaciones, plataformas y ciudadanos a nivel particular. Especialmente activa se ha mostrado la agrupación Pueblos con el Tren, que, incluso, ha llegado a viajar hasta Valencia para reunirse con representantes del Ayuntamiento levantino y recabar su apoyo a la línea del tren, en contra de los dictámenes del Gobierno de España y de los socialistas conquenses. Varias son las charlas que desde este colectivo se han venido realizando por municipios de la provincia desmontando, uno a uno los argumentos del plan xCuenca. Pueblos con El Tren defiende que la línea de ferrocarril actual supone la vía más corta entre Madrid y Valencia, sus sostenibilidad económica y social y denuncia que el dejar de invertir en ella ha propiciado que se haya llegado a la situación actual. Vías obsoletas, ausencia de horarios, impedir que los viajeros lleguen al centro de Madrid o de Valencia tampoco ha ayudado a que el ferrocarril aumente su uso.
Los integrantes de Pueblos con el Tren recuerdan cómo Adif reconocía en un informe de 2016 que, con una inversión de 145 millones de euros, la línea Madrid-Cuenca-Valencia podría alcanzar tramos de velocidad de 160 kilómetros hora lo que disminuiría considerablemente el tiempo empleado en el viaje. En 2001, se tardaba en llegar de Cuenca a Madrid 2 horas y 25 minutos. Veinte años más tarde, en 2021 el tiempo ha subido hasta las 3 horas y cuatro minutos. Más de 3 horas en recorrer menos de 170 kilómetros se antoja poco atractivo para cualquier transporte. Lógica la tesis de que durante años y, en especial en estos últimos, el ferrocarril conquense ha sido sometido, como decíamos, a un agónico boicot. Podemos seguir, Cuenca se queda con una sola estación de viajeros para toda la provincia, es la única de España sin terminales de mercancías… suma y sigue…
Y consiguieron la muerte del tren. Como explica una ingeniosa esquela mortuoria que circula por las redes sociales estos días las localidades de Tarancón, Huelves, Paredes de Melo, Vellisca, Huete, Castillejo del Romeral, Chillarón, Cuenca, Cañada del Hoyo, Carboneras de Guadazaón, Arguisuelas, Yémeda, Cardenete, Enguídanos Víllora y Mira ruegan una oración por su mantenimiento y mejora, plegaria que también reclaman problemas tan acuciantes como la despoblación, la contaminación o el desarrollo sostenible de nuestra provincia. Esta esquela anuncia que el funeral del tren se oficiará en la Diputación Provincial, el 29 de diciembre, día en el que se celebrará un Pleno Extraordinario solicitado por el Grupo Popular para que la institución apruebe un acuerdo que inste al Gobierno de España a anular la supresión del tren. En clave de humor añade que la misa será oficiada por Monseñor Chana mientras que los políticos socialistas Page, Sahuquillo, Torralba, el propio Chana, Godoy, Guijarro, Dolz y Carrizo acompañarán al féretro y a los desconsolados conquenses en el triste y largo peregrinar del hundimiento y desolación de la provincia de Cuenca. Finaliza el fúnebre texto con la siguiente frase, en sufragio por su alma estarán los 24.000 millones de euros que se pierden y no se quieren invertir en la provincia de Cuenca.
Lo dicho, el cierre del tren no hay quien lo comprenda. Y la justificación del mismo por los actuales políticos gobernantes, desoyendo el sentido común y a la sociedad conquense, tampoco. Esperemos que la presión popular evite el DEP, siguiendo en términos funerarios, de nuestro ferrocarril…
Texto: AGA
Foto: Estación de tren de Cuenca