La Opinión de Cuenca

Magazine semanal de análisis y opinión

Agravio


“Desde JJSS también han mostrado su intención de plantear una batalla intelectual y de razonamientos frente a aquellos movimientos que promueven un sentimiento de agravio histórico hacia la provincia de Cuenca, ya que en esta tierra se están tomando medidas muy importantes para afrontar el reto demográfico.” (Voces de Cuenca).

Siguiendo una costumbre hecha ya “ley”, me veo obligado a citarme y recordar que mi anterior artículo en La Opinión de Cuenca se titulaba precisamente “Deuda histórica”. Y, efectivamente, agravio histórico es un sinónimo de lo anterior; marginación secular, discriminación, también.

Como vamos de sinónimos, prefiero llamar a la despoblación derrumbe socioeconómico, ausencia de oportunidades para los conquenses en su tierra, inequidad territorial, discriminación por razón del lugar de residencia, injusticia en último término.

En cuanto a la “batalla intelectual” imagino que se utiliza como sinónimo de “batalla cultural”, concepto este último muy extendido entre los políticos y que veo de difícil encaje en el debate conquense, toda vez que no se trata en Cuenca de confrontar planteamientos ideológicos contarios, de diversidad de valores o, incluso, cosmovisiones antagónicas.

Se trata en Cuenca de ver la posible solución a una ruina social y económica ya innegable, siendo para ello necesario atender a sus causas.

Después de 40 años de propaganda autonómica, según la cual todo iba bien en Cuenca, y cada legislatura que se iniciaba retomaba, cuando no mejoraba, los buenos augurios de la anterior, la realidad se ha impuesto y nadie discute ya la debacle social y económica de esta provincia.

Se están tomando al parecer medidas para revertir esta penosa situación, hemos de entender que las anteriores no han funcionado, porque es evidente que no lo han hecho. ¿Cuarenta años de autonomía para esto?

Pero cuando hablamos de deuda histórica, o agravio, entramos en el territorio de las causas de esta realidad que se ha convertido en una verdad incómoda.

Ni la causa está en fuerzas históricas inmutables, ni en el manido “Ea” conquense; la causa es el agravio, y para argumentarlo utilizaré dos ejercicios, a saber, salto en el tiempo entre dos puntos y ejercicio contrafactual.

En el origen, el Trasvase Tajo-Segura, el punto temporal más lejano, porque es difícil encontrar un ejemplo más concluyente de lo que podemos llamar deuda o agravio. Cincuenta años en que el territorio conquense ha permanecido expropiado para contemplar el paso del agua, que es riqueza, sin que tal caudal de prosperidad deje en la provincia otra cosa que periódica sed en sus pueblos. Lamentar año tras año esta situación, desde instancias oficiales incluso, no parece que sea una medida que haya resultado efectiva para revertir este estado de cosas que ahora llamamos despoblación.

Damos ahora un salto en el tiempo hasta llegar a nuestros días. Dejamos por el camino, porque aquí no caben, las decisiones y omisiones que en estas décadas han perjudicado, marginado, discriminado, agraviado a Cuenca.

La noticia es del 20 de abril, y reza como sigue: “García-Page destaca el liderazgo de Castilla-La Mancha en confianza empresarial y su posición en el espacio aeronáutico europeo”. Las declaraciones se producen en el contexto del inicio de las obras del Hub logístico de Airbus en el Parque Logístico y Aeronáutico de Albacete.

Nos recuerda el actual presidente regional que es gracias al entonces Ministro de Defensa, y también presidente regional en su momento, que tal empresa se encuentra en Albacete.

En la misma noticia se nos informa de 133 empresas internacionales que han elegido Castilla-La Mancha, ¿en Cuenca también?

Para terminar, la pirueta contrafactual. ¿Cómo sería la Cuenca de nuestros días de no haber existido este invento que cumple cuarenta años y que se llama Comunidad autónoma de Castilla-La Mancha?

Peor imposible, pues hemos definido ya como verdad oficial la despoblación de Cuenca. ¿Cómo estarían Albacete, Toledo y Ciudad Real? Mejor imposible, pues el centralismo estatal lo hubiera sido en igualdad y no discriminación entre las cinco provincias ahora llamadas “castellano-manchegas”.

“Agravio. Perjuicio que se hace a alguien en sus derechos e intereses”. RAE.


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