La Opinión de Cuenca

Magazine semanal de análisis y opinión

Cabeza, corazón y co...nes


“Metiendo David su mano en la bolsa, tomó de allí una piedra, y la tiró con honda, e hirió al filisteo en la frente; y la piedra quedó clavada en la frente, y cayó sobre su rostro en tierra. Así venció David al filisteo con honda y piedra; e hirió al filisteo y lo mató, sin tener David espada en su mano”. (Samuel 17, 49-50).

Todos conocemos la historia de David y Goliat, recogida en la Biblia. Y, aunque no la hayamos leído, sabemos bien que su significado no es otro que el de la victoria del pequeño frente al grande, del desvalido frente al poderoso. El relato bíblico viene a decirnos que aunque tengamos todo en nuestra contra, siempre habrá posibilidades de salir triunfador.

Y así sucedió el pasado domingo 8 de mayo. Un ‘David’ de apenas 19 años recién estrenados, fue capaz de derrotar nada más y nada menos que a tres ‘Goliats’, armado con su raqueta y protegido únicamente por la confianza, el valor y el tesón de quien cree en sus posibilidades y no se arredra ante el adversario, por más fuerte y poderoso que éste sea, y que venga precedido por mil y una batallas ganadas y centenares de títulos y trofeos conseguidos. Carlos Alcaraz ha demostrado que para todo hay una primera vez, y que en esta ocasión, él ha sido capaz de hacer morder el polvo de la derrota a figuras de la talla de Nadal, Djokovic y Zverev. Tres ídolos, tres mitos derribados de una sola tacada.

Es una peculiar metáfora que se ha extendido por todo el planeta, en cuanto que da forma al universal anhelo de poder decidir nuestra suerte por nuestra propia mano, sin encontrarnos sometidos a influencias externas, como a las que nos saltan cada día en los medios de comunicación, llenos a rebosar de influencers, youtubers o instagramers. Niños que no quieren ser cantantes, futbolistas, ingenieros, médicos o fontaneros, sino que desean alcanzar la fama a base de hacer el idiota en las redes, dando muestra de su desprecio por el esfuerzo, la constancia, el trabajo y la perseverancia

Una juventud que adolece, no sólo de una base sólida educativa, sino lo que es más preocupante: carecen de valores culturales. Y lo peor no es que carezcan de ellos, sino que encima muestran en público sus deficiencias y desprecian el esfuerzo y el trabajo de quienes se dedican en cuerpo y alma a perseguir el sueño de su vida y a labrarse un futuro. Mal negocio el de quienes creen que la fama consiste solamente en aparecer en las redes sin esgrimir otro  argumento que la sandez que se les ocurre en cada momento. Fama efímera, gloria pasajera.

Alcaraz ha iniciado el camino del éxito, y un lugar en la historia del deporte, a base de tesón, de agotadores entrenamientos y de sufrimiento en la pista. Horas y horas de paciencia, templando nervios, soportando presiones y dosificando esfuerzos para saber sacar fuerzas de flaqueza y sobreponerse a las adversidades. La recompensa del triunfo sabe mejor cuando éste se ha conseguido a base de sudor. Nadie regala nada. El pequeño ‘David’ ha sabido vencer a sus rivales y mostrar que el viejo refrán de que “El pez grande se come al chico”, no siempre es cierto. En el caso de Carlitos, como a él le gusta que le llamen, el ‘boquerón’ se ha zampado de un bocado a tres grandes tiburones. Para logar su triunfo, el murciano se refirió a tres pilares fundamentales: cabeza, corazón y co..nes. Ahí lo dejo.

Así fue y así pasó el domingo 8 de mayo. Un día inolvidable, aunque empañado al final de la jornada, porque la culminación hubiera sido ver al campeón de liga derrotar al eterno rival. No pudo ser, y la verdad es que lo lamento, pero hay que ser justo y reconocer las derrotas. No siempre se puede ganar.

Y sin otro particular, me despido de ustedes hasta la próxima entrega, y les prometo que hablaremos de ‘Pegasus’, de los servicios de inteligencia, de Pepe Gotera y Otilio y de Anacleto agente secreto. Sean moderadamente felices.

 

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