Le confieso, querido lector, que estos días me abruma una preocupación sobre el mercado laboral conquense. A raíz de las últimas declaraciones públicas de los gobernantes socialistas parece que vamos a necesitar una cantidad ingente de mano de obra en la provincia en fechas próximas. Y me preocupa que no seamos capaces de cubrir la demanda.
Guijarro ha anunciado esta semana la generación de 8.000 puestos de trabajo para construir parques fotovoltaicos en la comarca de Villar de Cañas. Podría haber dicho medio millón de empleos de calidad, ya encendido en su anuncio vacuo y exagerado. Prometer es gratis, incumplir es gratis, hacerlo de forma consciente por presión electoral no es ético, pero ¡quién subordina una victoria el 28 de mayo a la ética pública!
Chana presume de parque tecnológico en estado embrionario. Según la memoria de dicha inversión, se plantea la generación de 100 empleos durante la construcción y, posteriormente, 500 empleos directos en las diferentes iniciativas de investigación y empresariales que allí se instalen. En la memoria informativa del parque, de forma adicional, se avanza también la implantación de un centro ambicioso que generará 400 empleos directos durante su puesta en marcha y, posteriormente en explotación, nada menos que 1.760 empleos directos y 3.520 empleos indirectos. En suma, Chana aspira a crear más de dos mil empleos directos en el parque tecnológico, lo que supondrá también unos cinco mil indirectos. Habrá, en fin, que acercar a miles de trabajadores -muchos muy cualificados- a los pies de la bella Tierra Muerta.
García-Page anunció hace un par de meses que la inversión conjunta de las empresas Toroverde y Nayara Resorts ofrecerá alrededor de 500 puestos de trabajo directos en la Serranía. “Todos serán conquenses” afirmó el empresario en la presentación. Comprenderá usted mi desvelo, qué presión, localizar tantos trabajadores en paro y encima con criba de pureza étnica.
Otros anuncios parecen más viables y próximos, como el reciente de Page para una planta de fabricación de placas de yeso en Tarancón gracias a la italiana Fassa Bortolo: 130 puestos de trabajo directos, 100 indirectos y 250 indirectos durante la fase de construcción. Y, ya en marcha en la capital, Lignum Tech “pone sobre la mesa la creación de unos 120 empleos”, por poner otro de los varios ejemplos.
Si hacemos el esfuerzo de identificar otras necesidades realistas surgen nuevas posibilidades laborales: el incremento de plantaciones de frutos con cáscara que requieren mayor mano de obra y labores de procesamiento, las necesidades sin cubrir en las ganaderías, los grandes recursos económicos de algunos ayuntamientos por ingresos atípicos, la inminente jubilación de miles de empleados públicos del “baby boom”, el incremento del turismo de interior, y un largo etcétera de empleos a la vista.
No obstante, hay que considerar que en la provincia de Cuenca se cuentan, según cifras oficiales, 10.543 parados, repartidos en unos cuatro mil hombres y seis mil quinientas mujeres. Según los cálculos de nuestros gobernantes socialistas se van a tener que poner todos a trabajar y todavía van a faltar manos, sobre todo cualificadas. Qué futuro de prosperidad nos anuncian después de tres años y medio de apatía y de excusas y de creciente empobrecimiento de la clase trabajadora.
No hace falta sumar los puestos de trabajo prometidos para entender la distopía socialista que solo vislumbra optimismo cuando se huelen las papeletas electorales. Susurramos entonces, a Page, Guijarro y Chana, una frase del final de Léolo: “De las brasas del ensueño solo me quedan las cenizas de la mentira que, tú misma, me habías obligado a oír”. Ea.