La Opinión de Cuenca

Magazine semanal de análisis y opinión

El roto demográfico (y el torrezno de Soria)


El viernes participamos en Soria en una reunión de trabajo junto a representantes políticos de allí (Benito Serrano y Yolanda de Gregorio) y de Teruel (Joaquín Juste) al objeto de evaluar y cuantificar las ayudas al funcionamiento de las empresas con sede social y fiscal en las tres provincias con mayores problemas de despoblación.

El trayecto desde Cuenca a Soria ilustra, por sí solo y con trazos de técnicas hiperrealistas, el desamparo. Casi 270 kilómetros a través de la Alcarria, el escuálido embalse de Entrepeñas, la imponente central nuclear de Trillo junto al río Tajo y las áridas tierras de Medinaceli y Almazán. Un viaje que ejemplifica lo que el turolense Daniel Gascón ha llamado “el roto demográfico”: un vasto territorio descosido y a la intemperie. Llega uno a Soria ya con la autoestima baja tras tantas cubiertas colapsadas y casas abandonadas. Nada que no se arregle con un café y un torrezno.

Las citadas ayudas para Soria, Cuenca y Teruel fueron incluidas en los Presupuestos Generales del Estado 2022, con la bendición de la Comisión Europea, pero Pedro Sánchez no concretó hasta hace unas semanas -ya en el ocaso del año- cómo se aplicaría la reducción de costes laborales a las empresas. A saber: un 5% para los contratos indefinidos existentes, un 15% para nuevos contratos indefinidos y un 20% para nuevos contratos en municipios menores a mil habitantes.

Gracias a un meritorio trabajo de las organizaciones empresariales de las tres provincias junto a las correspondientes instituciones políticas, la Comisión Europea autorizó unas ayudas de hasta el 20% y, sin embargo, Sánchez las ha recortado a un porcentaje insignificante. A pesar de que Page, Guijarro, Chana y ese señor de Teruel Existe aplauden, por interés propio, la realidad es que suponen una estafa manifiesta. Como dice un empresario soriano: Sánchez quiere tratar un cáncer con una aspirina.

Por baremar el sacrificio económico, el Gobierno socialista se va a ahorrar más suprimiendo la única línea de tren convencional conquense de lo que va a dejar de ingresar por la bonificación en las contingencias comunes que pagan las empresas. En resumen, Sánchez quita más que da y el socialismo conquense aplaude al trilero.

Por poner un ejemplo sencillo, una empresa con 10 trabajadores indefinidos que ahora pague 6.000 euros mensuales de costes laborales entre todos sus empleados, con la oferta de Sánchez se va a ahorrar 300 euros al mes, mientras que si se aplicase la autorización europea supondría una reducción de 1.200 euros al mes. Es la diferencia entre la limosna sanchista y el compromiso formal.

En las mismas fechas, y por comparar, Sánchez también ha obsequiado a otras regiones con dádivas generosas: en Andalucía y Extremadura ha rebajado el número de peonadas necesarias para acceder al PER (aunque ahora se llame de otra manera), en Baleares ha prometido 350 millones en incentivos fiscales (casi un régimen fiscal propio) y en Cataluña ha ofrecido una rebaja de la pena por sedición (que es lo que les preocupa). Y, sin embargo, aquí ofrece las migajas, más por imposición que por aspiración a afrontar un problema tan importante que hasta le da nombre a un ministerio: Sánchez demuestra que no le interesa luchar contra la despoblación.

Por si fuese poco, Sánchez se olvidó de los autónomos, que conforman un grueso colectivo de los trabajadores en activo en estas provincias. Y tuvo que volver a envidar dos semanas después para anunciar una tarifa reducida de 80 euros para los nuevos autónomos durante tres años en estas tres provincias. Lo más paradójico es que en la actualidad se paga 60 euros mensuales durante dos años, así que poco riesgo asume Sánchez. Y sí, Guijarro y Chana siguen aplaudiendo al trilero.

Como bien anticipó el turolense Joaquín Juste, cuando Europa tenga que auditar el éxito de estas medidas, previsiblemente a partir de 2027, comprobará que ni se han aplicado como debían ni, por ello, han logrado los objetivos propuestos, lo que conducirá a su anulación por fracaso y, en última instancia, al declive definitivo de Soria, Cuenca y Teruel. ¿Daremos las gracias a un Gobierno que echa sal en la herida en vez de implicarse en la única línea de acción posible?

Así, y después de años de trabajo por parte de los implicados, resulta lamentable haber conseguido llegar a la meta, en forma de visto bueno europeo e inclusión en los presupuestos estatales, y que el trofeo se reduzca a una triste limosna. Cuántos desvelos en balde.

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