Cuenca, su casco histórico, la ciudad antigua, la ciudad alta, la medieval. Como queramos llamarla, es la ciudad única y singular que ha merecido el reconocimiento patrimonial de la Unesco.
Y sigue siendo única y singular incluso dentro de ese privilegiado club de ciudades patrimoniales. Y lo es porque la construcción vernácula, a la par que la monumental, es la que nos hizo merecedores de la distinción y, más aún, fue determinante en la candidatura la condición de Cuenca como ejemplo sobresaliente de ciudad-paisaje.
De este modo, la mano del hombre comparte con la naturaleza la obra que debe ser conservada como parte significativa del acervo cultural de la humanidad.
Y los honores conllevan obligaciones, y el reconocimiento de la Unesco nos demanda protección y conservación, por lo que parece oportuno que nos paremos siquiera un momento a considerar, tal y como voces cualificadas ya han dicho, el aspecto paisajístico de la nueva iluminación led de la ciudad.
Viene de suyo que una inversión de esta entidad quede justificada por la correspondiente auditoría energética. Interesa aquí proponer una de carácter paisajístico para nuestro casco antiguo, también para enclaves emblemáticos de la ciudad baja.
La Cuenca antigua, fundacional, es especial de mil maneras diferentes, cuando llueve, cuando nieva, cuando hace sol, por la mañana y por la tarde, contemplando las hoces en un día luminoso, o transitando sus calles de noche en ese ambiente evocador al que no es ajena la iluminación.
A más a mas, bien estaría contar en Cuenca con un consejo asesor, con personalidades del mundo de la cultura, cuyos dictámenes, no necesariamente vinculantes, sí fueran exigibles con carácter previo a cualquier actuación-intervención de cierto calado en nuestro casco histórico.
Conviene finalmente recordar que la distinción patrimonial de la Unesco lo es, entre otras razones, y así lo recoge la Web de Icomos España, por la armoniosa integración de la ciudad- fortaleza de Cuenca en el entorno natural.
También es única la ciudad antigua como resultado que es de la integración y convivencia de cristianos, judíos y musulmanes. Sucesivas generaciones dieron forma a la ciudad histórica, y sucesivas generaciones se vieron en la necesidad de hacer justicia y estar a la altura de la herencia recibida. Y es esa una cadena que no se debe romper, con o sin reconocimiento de la Unesco.
Postdata. Sería bueno que, desde instancias oficiales, se haga llegar a la Unesco la fe de errata de la información sobre Cuenca en su página Web “Centro de Patrimonio Mundial”. Mejor “casas colgadas” que colgantes.