El pasado 17 de mayo fue el mundial de la hipertensión. Recuerdo que el año pasado ya hablamos del tema precisamente por esta misma fecha, pero creo que tiene tanta importancia que he considerado poder ampliar información profundizando en las posibilidades que tenemos individualmente en materia de autocuidado, especialmente en el ámbito del control de la presión arterial.
La hipertensión es una de esas enfermedades crónicas que permiten a través de un protocolo sencillo y nada invasivo que, siempre bajo la supervisión de un profesional sanitario, podamos tener un alto grado de control de los parámetros que le afectan. Basta con adquirir un tensiómetro –para ello debe tener unos mínimos estándares de calidad- y contar con el seguimiento del sanitario adecuado, cumpliendo atentamente sus consejos y pautas.
Quiero antes de nada recordar que la hipertensión arterial es una enfermedad silenciosa que puede desencadenar multitud de complicaciones y en muchos casos si no se controla provocar la muerte temprana. Hay muchos síntomas que nos pueden indicar que tenemos la tensión alta. Entre los más habituales tenemos los dolores de cabeza persistentes, mareos o sensación de vértigo, zumbido en los oídos, visión borrosa, palpitaciones cardíacas, dificultad para respirar, fatiga o debilidad, dolor en el pecho y sangrado nasal frecuente. A pesar de esta sintomatología, y que en España contamos con un 35% de la población que puede ser considerada hipertensa, tenemos casi seis millones de personas sin diagnóstico, más de nueve millones de personas sin tratamiento y más de doce millones de no controlados.
Del control precisamente quiero hablar hoy reiterándome en la relativa facilidad del mismo, que se puede llevar a cabo bajo el consejo y supervisión de por ejemplo nuestro farmacéutico. Voy a tomar a este último en este artículo como referente por ser el profesional más cercano y además, en muchos de nuestros pueblos el único sanitario que vamos a tener a mano de forma diaria. Comenzamos con unos consejos básicos que nos ayudarán a tener un mejor conocimiento de nuestros valores en cuanto a presión sanguínea.
Hay tres formas de medir la presión arterial- La primera conocida como PAC, es una medida aislada que se desarrolla en una consulta médica o farmacéutica. La segunda, MAPA en la que se realiza una monitorización ambulatoria de la presión arterial a partir de un holter de tensión que consiste en consiste en aplicar un manguito con dispositivo de medida para ir recogiendo los niveles de presión arterial durante todo el día. Y el tercero, en el que nos centraremos hoy, el conocido como AMPA que es la automedida domiciliaria, a la que se llega generalmente tras diagnóstico médico y como una de las indicaciones para el control de nuestra salud.
En primer lugar, necesitamos un sistema de medición. Contamos fundamentalmente con dos tipos de tensiómetros: El automático que debe estar bien validado y calibrado y el manual, que no es aconsejable para el autocontrol por la mayor dificultad de manejo. Adquiere un tensiómetro confiable y preciso para evitar errores en las medidas. Los siguientes pasos suponen prepararse para tomar la medida. Para ello debemos:
Adoptar la postura adecuada: Siéntate en una silla cómoda con respaldo y apoya los pies en el suelo. Asegúrate de que tu brazo esté apoyado a la altura del corazón y no cruces las piernas.
Calma y reposo: Antes de medir tu presión arterial, relájate durante al menos 5 minutos. Evita hacer ejercicio intenso, fumar o tomar café poco antes de la medición, ya que pueden elevar temporalmente la presión arterial. Busca un ambiente tranquilo.
Vacía la vejiga.
Realiza dos mediciones en cada tiempo de control: En el momento del control, realiza dos mediciones dejando un minuto de reposo entre ellas. Registra el promedio de ambas lecturas.
Evita factores de interferencia: Durante la medición, evita hablar o moverte. Mantén el brazo quieto y no cruces las piernas.
Con los datos obtenidos, visita a tu farmacéutico según sus indicaciones para obtener un informe con las consideraciones clínicas derivadas de los datos medidos y que nos indicarán si el paciente está debidamente controlado y los parámetros son adecuados o si por el contrario hay que derivar al médico para poner o revisar cualquier tratamiento ya prescrito.
Como podéis comprobar algo sencillo y que todos podemos hacer con relativa facilidad, En este caso la figura del farmacéutico es de gran importancia y más, como hemos dicho anteriormente, cuando en muchas localidades de nuestra tierra es el único sanitario accesible durante toda la semana. Pero recuerda que cualquier pauta de autocontrol en salud no reemplaza las recomendaciones y el seguimiento de un profesional de la salud. Y en caso de duda, como dice el anuncio, consulte con su farmacéutico.