La Opinión de Cuenca

Magazine semanal de análisis y opinión

Cuenca herida


Dos décadas han caído sobre lo primero que escribí en relación con el ferrocarril convencional en Cuenca. 

Tres eran las ideas fuerza que, veinte años después permanecen intactas. El ferrocarril convencional era y sigue siendo condición de posibilidad para el desarrollo de esta provincia, condenada a la despoblación; porque es un medio que vertebra el territorio a través del transporte de viajeros, al tiempo que genera actividad económica en torno al transporte de mercancías.

En segundo lugar, no parecía de recibo, menos aún hoy, el trato de discriminación para con Cuenca, pues las inversiones en modernización que se emplearon en la línea Madrid-Valencia por Albacete, se negaron y se niegan en el trayecto, 100 Km,s mas corto, por Cuenca.

En tercer lugar, los terrenos de Renfe eran y son una herida urbana que separa y parte la ciudad en dos, impidiendo al tiempo la puesta en uso y valor de estos terrenos para el un futuro de desarrollo de la capital de la provincia. Son muchas las ciudades que han recibido de Adif los dineros necesarios para sacar las estaciones del centro urbano. En Cuenca, Adif no se ha gastado el dinero necesario en el mantenimiento y modernización de la línea, ha mantenido los terrenos de Renfe en el lamentable estado en que hoy se pueden contemplar, y ha negado a Cuenca ese convenio tantas veces prometido que  ahora ofende, porque ni convenio, ni sacar las vías, ni tren.

Lo que se ha ahorrado Adif en Cuenca en estos lustros por no invertir ni lo esencial, daba para la plena operatividad de la línea y aún sobraba dinero.

Y todo esto recordé al leer la noticia del proyecto de tren turístico a Campo de Criptana, que se suma a la lluvia de millones para el tren que regarán Toledo, Albacete y Ciudad Real. Un tren turístico que nos prometían no hace mucho en Cuenca, desde los mismos despachos que planificaban el cierre de la línea.

Por sus innegables valores constructivos y paisajísticos, se ha propuesto la declaración de Bien de Interés Cultural para la línea de ferrocarril  en la provincia de Cuenca. Imaginemos un tren turístico, con coches cama y restaurante, que hiciera un viaje de varios días entre Madrid y Valencia, con paradas en Aranjuez, Cuenca, Huete, Cañada del Hoyo, Carboneras de Guadazón, y Requena. Es solo un ejemplo de las posibilidades de la línea

para el sector turístico.
Pero lo anterior es soñar, y lo que tenemos es que, junto a la herida urbana, que permanecerá en Cuenca por mucho tiempo, y ya sin tren, tendremos que añadir otra herida, que no es otra que la de la humillación y la ofensa por la forma en que se maltrata y desmerece a esta tierra.



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