Hoy quiero mentar las patorras blancas, esas que compiten con la nieve helada, pero sin brillo. Son patorras que no son modernas, que para los zagales de obligado pantalón corto hasta la comunión eran de obligada exhibición, cardenales, heridas, e incisiones varias, incluidas. A veces los puntos en las rodillas los llevábamos con orgullo. Hoy las feminas y feminos hermosean sus blancuras, y las de moreno subido nos hablan de su bronceado preestival, o de que tienen un rincón donde esconderse y solazare. Las hay hasta montaraces, con moreno currito, o del cerrico del pueblo. Nunca se sabe. Mi amigo Vallejo es de los valientes las exhiben blancas y peludas, y valor no le falta, que lo hace con calcetín alto y sandalia de cuero. Aunque pa cuero su pellejo cuando camina erguido con siete tercios. Aunque lo de la sandalia no lo tengo claro, que se las pone en invierno, y un día que le pregunté la razón, me dijo lo obvio ¡es que así me refrigero! No sé si ser mirón es que me guste ver a las mujeres con falda corta, o pantaloncito, pues es cosa que algunos con nuestras canillas blancas y algo peludas por respeto a los demás procuramos ocultar. Mi estar a la mira quizá sea otra cosa, o simplemente que me gusta la belleza, mas las piernas de la Sharon Stone que el careto de la Amber Heard, esa que gusta a ricachones como el tal Elon Musk. Créanme que en eso de las patorras no hago discriminación sexual, pues hay patorras de deportistas que maravillan, musculosas, depiladas, deliciosamente esculpidas, capaces de subir corriendo al cerro de las antenas, o al Blume. Hoy el resinero divaga y luce su moreno rodeno, bruno lo que se ve y blanco lo que no. Me da que esta pensando en las vacaciones, y en otras cosas…
Yo recuerdo a Fraga bañándose en la playa de Palomares por el tema ese de la supuesta radiación atómica. Lo evoco y seguro estoy de que el pedigrí de la playa se vino abajo. ¡Que patorras tenía el tío! Y si a Fraga se le tenía respeto, a pesar de sus extremidades inferiores y las prominencias centrales, era por su superior blancura sesuda. Con otros me ocurre lo contrario, y a pesar de sus extremidades inferiores bien cuidadas y tornasoladas no me inspiran ningún respeto, pues en el seso superior no hay espacio nada más que para ellos, que se ven guapos y encantados de conocerse y codearse con flacas de hermosas piernas y seso hemorrágico. Sin Joe. Lo de hemorrágico va por los hilillos rojos de algunas meninges feministoides. Hoy el resinero luce su moreno rodeno. Divaga. Me da que está en las nubes, y en las vacaciones. En las que le daba a quien yo sé, pero no para un mes, ¡pa siempre! Que está muy quemao, y no es el único. Menos mal que con las patorras se distrae, de unas dice que le alegran la vista y de otras que mejor con pantalones sesenteros, feas de todos modos.