La Opinión de Cuenca

Magazine semanal de análisis y opinión

El vínculo de conexión


Se comentaba en ediciones pasadas y los pronósticos se están confirmando, que el cierre de las importaciones de derivados de combustibles fósiles desde mercados de la Federación Rusa traería carencias de combustible y las consiguientes alzas en los precios. No hay que ser muy avispado para deducir esto y las consecuencias están a las puertas europeas. Puede ser más efectivo o no desde el punto de vista estratégico asfixiar económicamente a Rusia en el veto a la compra de sus productos energéticos. Hasta ahora todas las medidas tomadas en cuanto al gas y otros productos no lo han sido ¿Por qué lo van a ser estas?  Observamos al supuesto asfixiado que sigue lanzando cohetes, misiles y armas explosivas como si no hubiera un mañana contra el sufrido pueblo ucraniano ¿pero de verdad se piensa que ahora con estas medidas le vamos a amedrentar? Últimamente se pronostica un aumento en la escalada ofensiva contra el invadido a sabiendas de estas medidas; y el consiguiente aumento en el gasto militar no cesa. 

Las consecuencias son diversas, por un lado el empecinamiento en llevar caos y destrucción al pueblo Ucraniano; y por otra las heridas colaterales que la UE infringe a sus países en modo económico, resultado de la política de veto europeo a las fuentes de energía citadas. Primero fue el gas, cuyas consecuencias pagan las empresas inicialmente que después trasladan en parte a los consumidores; también estos últimos dañados directamente. Y digo en parte porque muchas empresas han cerrado sus puertas y otras sufren bajadas en sus ventas por los ajustes de cinturón del consumidor. Los beneficiados fueron los nuevos proveedores de gas, preferentemente licuado y transportado en barcos de los que las emisiones de metano en el transporte están servidas como ya anticipáramos hace meses. Casualmente serán los mismos que hoy se verán beneficiados por estos nuevos vetos. Y esto a sabiendas de los compromisos adquiridos en la cumbre de Glasgow sobre reducciones en las emisiones de metano.

Las anunciadas e inminentes subidas de precios de los combustibles dibujan un horizonte negro si es que quedaba algún claro sin nubes con la aplicación de las anteriores medidas. Una subida o encarecimiento en los precios de los combustibles hará que los precios europeos vuelvan a subir y que la clase media desaparezca en estas latitudes del globo. Somos más pobres que hace 10 años, y la tan exaltada calidad de vida o estado del bienestar han desaparecido del vocabulario político. Nunca antes desde la primera mitad del siglo XX la sociedad, en particular la europea y exactamente la española, había perdido tanto estado del bienestar en tan poco tiempo. Precisamente esa clase media que se había significado por su incipiente independencia de la que era característica la posesión de un pequeño automóvil que le daba esa sensación de libertad, hoy se ve amenazada por la persecución contra el motor de combustión interna que frente al eléctrico es signo de esa autonomía e independencia relativa. Con el otro, y con la tecnología actual, no se va a garantizar. Es como si compráramos un barco a sabiendas de que no tenemos rio, lago o mar. Ante todo esto observo que la sociedad de a pie está bastante alterada, véase cualquier informativo televisivo, radio, internet. Pero mucho más de lo que algunos piensan. 

Por si fuera poco, Hace unos días el Magma de la tierra nos recordaba quien manda aquí. Desde ahí abajo dominando el futuro de la posición de las diversas capas de la corteza terrestre; la composición de la atmósfera a través de las “fumatas” de sus volcanes; o ensuciando la troposfera en ocasiones y sumando calentamiento global o fríos intensos a su merced. Y es que no somos nadie contra la fuerza de la naturaleza que lo es también en cuanto a los fenómenos atmosféricos. Tengamos claro que nada de todo esto, como dicen algunos, lo vamos a parar mas allá de mitigar, cosa de la que también se olvidan. Los sistemas vegetales emitiendo en algunos casos cantidades ingentes de Co2 por su abandono en el mejor de los casos, o la excesiva competencia en la escueta cantidad de agua que cae del cielo. Pero nos seguimos negando a reconocer esta cruda realidad, auditada en las gráficas de emisiones del año del confinamiento mundial, aún no aclaradas por nadie. Con este pronóstico solo faltaban los incendios habituales  de Chile, porque recuerdo que todos los años ahí están. Situación que debería hacernos remojar las barbas cuanto antes ya que en la península ibérica, algunas formaciones forestales o sistemas rurales, difieren poco de los chilenos en cuanto a proximidad y cercanía de los núcleos poblados. Mientras aquí, de espaldas a la realidad, seguimos empeñados en poner en carretera sea como sea vehículos eléctricos que desplacen a los de combustión interna. ¿Me quiere decir alguien donde enchufaríamos estos en una catástrofe como la de Turquía? Que combustible alimentaria  a los motores de las máquinas que incesantemente buscan vida entre los escombros? Y si mandamos a Chile material de extinción de incendios con propulsión eléctrica, o al operativo de incendios español para dentro de unas semanas, ¿alguien pensaría que eso es eficaz hoy en día?  ¿Y por qué mezclo tantas cosas juntas y aparentemente diferentes en una misma hoja de situación? Busquen el punto o vinculo de conexión en el conflicto que tienen todas y absolutamente cada una de ellas y les sorprenderá que es siempre la misma palabra que se obtiene como resultado. En fin…….

 

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