La Opinión de Cuenca

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¿Somos todos iguales?


En España tenemos la máxima de que todos somos iguales ante la ley, como reconoce la ONU en el tratado de derechos humanos: “todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos” teniendo claro que la igualdad se complementa con el principio de no discriminación.

Ahora bien, ¿y si la discriminación se produce en nuestro país a nivel educativo cuando afrontamos el paso a la Universidad? ¿Y si nuestros hijos son tratados de forma discriminatoria por el sistema, por el simple hecho de estudiar en una comunidad autónoma o en otra? Bueno, puede parecer populista la pregunta pero vamos a enunciar algunas desigualdades que nos sirvan como reflexión.

Esta semana ha comenzado la EVAU, EBAU o la AVAU o PAU en función de la Comunidad Autónoma de la que hablemos. Pero el nombre tan sólo es la primera diferencia que separa las pruebas de un estudiante a otro en función del lugar en el que resida. Desde que se cedieron las competencias de educación allá en el siglo pasado, el ámbito educativo depende de 17 comunidades y un ministerio vacío de contenido, más allá que el meramente legislativo.

En España tenemos distrito único universitario, es decir, un alumno con la EVAU, EBAU o la AVAU o PAU aprobada puede acceder a cualquier universidad en igualdad de condiciones que cualquier otro alumno del territorio nacional, pero entonces cabría pensar que la prueba de acceso, por lógica fuera la misma, o al menos semejante en contenido, formato y criterios de corrección...

Pues la respuesta es que no. Cada comunidad tiene potestad para poner su propia prueba de acceso universitario, donde además este curso por motivos COVID el gobierno central ha flexibilizado, aún más, el formato de examen pudiendo tener un formato, contenido y número de preguntas diferentes en cada comunidad.

La prueba se basa cada año en los estándares de aprendizaje evaluables que son comunes, pero este año han pasado de obligatorios a orientativos, por lo que cada comunidad autónoma puede poner el temario que estime conveniente, el número y tipo de preguntas que vea más adecuado teniendo incluso criterios básico diferentes, como es si tres faltas de ortografía te hacen suspender el examen o no restan nota.

Eso hace que pueda darse el caso, que no todas las pruebas sean iguales en cuanto a dificultad ni a corrección, pero que al ser común el acceso a través del distrito único, no salvaguardamos la igualdad de oportunidades, ya que ante una misma carrera, la nota de corte si es igual para todos, independientemente de la comunidad en la que realizó la EVAU, EBAU o la AVAU o PAU puso una prueba más sencilla o más compleja.

Otro aspecto crítico es la aplicación de la LOMLOE o Ley Celaá que aunque no entra en vigor lo relativo a las normas de titulación hasta el curso que viene, pero hay 9 comunidades que han decidido aplicar este curso lo relativo a titulación por lo que han ejecutado la máxima de poder titular en Bachillerato con suspensos, si la nota media es igual a cinco, y por lo tanto que un alumno con materias no superadas pueda hacer la EVAU, EBAU o la AVAU o PAU.

Ahora bien, hay 8 Comunidades Autónomas que han decidido aplicar la LOMLOE el curso próximo, de forma que el Bachillerato, al ser un nivel no obligatorio, debe ser superado en su totalidad para pasar a la prueba de acceso a la Universidad según la LOMCE en vigor.

Y por si fuera poco nos encontramos con unas diferencias de tasas que pueden llegar a duplicar la cuantía dependiendo de la Comunidad en la que se presenten, por ejemplo, desde los 58€ de Andalucía a los 124€ de Aragón.

En fin, seguramente no hacen falta muchos argumentos más para hallar la respuesta:

¿Somos todos iguales?

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