Fabricados por Alstom, ya circulan en una línea regional alemana trenes propulsados por hidrógeno.
Stefan Schrank, jefe de proyecto en la multinacional francesa, reconoce que el tren de hidrógeno está pensado para líneas sin electrificar, en las que las máquinas diésel tienen los días contados.
El periódico “La Vanguardia” recoge sus declaraciones en los siguientes términos: “es la solución mas eficiente para dar servicio en líneas que llegan a lugares con poca densidad de población”.
Y cuando leo tales palabras vuelvo a tener la sensación de que en Cuenca vivimos en una realidad paralela porque aquí, la solución a una línea de ferrocarril sin electrificar y en territorio despoblado, ha sido cerrarla. Cerrar el tren en Cuenca, solo en Cuenca, en el año del ferrocarril y de la lluvia milmillonaria para el tren, la “excepción” conquense.
Ya he escrito que, oficialmente, somos territorio despoblado del sur de Europa (igual que Laponia lo es del norte). Somos también, visto lo visto, territorio “extracomunitario”, en tanto en cuanto lo que es canon y norma para el resto de territorios europeos, ya sea Baja Sajonia, ya sea Albacete, no lo es para Cuenca, como vemos con este caso del tren convencional.
Y esto me lleva a otra reflexión. Si en Cuenca vamos a producir hidrógeno verde, es claro que será para trenes de hidrógeno que no van a circular por esta tierra. Vaya, algo parecido a lo que ocurre con el trasvase, o con la plantas fotovoltaicas y eólicas destinadas a producir energía para consumo fuera de Cuenca.
Y el reverso de lo anterior, una provincia, la conquense, que recibirá los residuos producidos por la actividad industrial desarrollada fuera de Cuenca, en parte con la energía aquí producida. Creo que esto es lo que debemos entender por “economía circular”, no en el resto de Europa, solo en este territorio extracomunitario, este lugar único por excluido en que están convirtiendo a Cuenca.
Pero, como me niego a aceptar la “excepción”, por no decir “exclusión” conquense, debemos afirmar que no hay excusas para no invertir lo necesario, y poner en verdadero servicio para viajeros, mercancías y turistas, el tramo conquense de la línea Madrid-Valencia que han cerrado.
Y ni que decir tiene que en ese proceso inversor y de adecuación de la línea, no sería preciso que esta atravesara el centro de la ciudad, como no lo ha sido en tantos proyectos que otrora nos vendieron para los llamados terrenos de Renfe.