La Opinión de Cuenca

Magazine semanal de análisis y opinión

Instalen ventiladores


Quedan muy pocas semanas para que de nuevo mostremos el documento nacional de identidad a los responsables de las mesas electorales, previo a la introducción de los sobres blancos y sepia que determinarán la nueva composición de las Cortes Generales del Reino de España. 

Supongo que no será una exageración decir que los integrantes de las mesas se encontrarán  los asientos “calientes”, no precisamente por la cercanía a los comicios locales celebrados hace unos días, pero si por los más de 37 grados que se pronostican para ese domingo electoral en la provincia de Cuenca. No será de extrañar que nos visiten algunas tormentas a primeros de julio y que el verano sea mucho más moderado que el año pasado, pero nadie duda que  SE VOTARÁ  en unas condiciones meteorológicas nunca antes conocidas en el periodo de vigencia de la constitución de 1978.  Peor lo llevarán los miembros de las mesas, interventores de los partidos y apoderados, quienes con el trabajo duplicado (hay que contabilizar dos urnas y la papeleta del Senado por su tamaño parece una sábana), sudarán la gota gorda y nunca mejor dicho. No voy a criticar la convocatoria de esta jornada electoral; ejercer el derecho democrático a elegir nuevos representantes, y cumplir con nuestra obligación soberana a mantener en buen estado la democracia nacida en los años 70 es un honor y un acto necesario. Pero no he de negar que me gusta más el otoño y los meses de invierno donde la calefacción, de la que no carece ningún colegio electoral cumple una misión que no va a ser sustituida a buen seguro por un aparato de aire acondicionado. Quizá, como mucho, y eso espero, un par de ventiladores. Y eso es lo que le hace falta a este país, un buen ventilador que traiga aire fresco y renovado a esta democracia consolidada pues más que nunca hoy hace falta. Pero claro, quien se piense que tras la introducción de las dos papeletas todo está solucionado, y nos vamos de vacaciones, es que desconocen la mecánica de los procesos electorales. Hay votos del extranjero que han de llegar; espacios de votación que hay que recoger; candidatos y actas a impugnar; recursos electorales a proponer; vistas electorales sobre impugnaciones a celebrar; altas y bajas en Cortes a elevar; actas y credenciales a elaborar; pactos a materializar y muchos políticos/as con suerte…..a despedir. Quien  piense que todo eso, y mucho más, se genera del cielo está equivocado o vive en un mundo alejado de la realidad. Todos tienen derecho a unas merecidas vacaciones, y algunos tienen la obligación de no hacer las cosas sin pensar en los demás. No olvidemos, entre muchos funcionarios, de todos los que integran las juntas electorales, aún hoy en huelga indefinida y lo que queda. Ellos son parte esencial de este proceso como muchos mas empleados del Estado: de su parte estatal, regional, provincial o local. Y al hilo de estas cosas, he de recordar que los presupuestos generales del estado están por elaborar y que deben comenzar su tramitación en la segunda quincena de septiembre. Unos presupuestos que, a fecha de hoy, están huérfanos de mentor, y que deben nacer con al menos un RECORTE de 9.000 millones de euros. Se dice bien. Recorte impuesto por la Comisión Europea quien advirtió hace unos días de que esa cantidad debería aplicarse al capítulo presupuestario correspondiente para aminorar el brutal agujero de la deuda pública que tiene nuestro país. Eso sin perjuicio de otras sorpresas a encontrar. En el caso de que las urnas arrojen unos resultados contrarios a los gobernantes actuales, será la nueva tendencia emanada de las mismas quien tenga que afrontar la elaboración de ese proyecto desconociendo al detalle en qué condiciones van a quedar las cuentas públicas de las que, yo particularmente, tengo dudosas reservas. Toda fecha es buena para votar, pero no todas son las adecuadas y lógicas para una de las primeras economías de la zona Euro. Dicen los de la Unión que están preocupados por la coincidencia de estos comicios con el semestre de Presidencia española. No creo que sea el caso; sea por la parte administrativa, o por el fondo de las resoluciones que están más que acordadas. Hay suficientes funcionarios comunitarios y otros afectos al COREPER 1 y 2 como para que todo sea lo de siempre: un acto más de continuidad al que le añaden meros matices incidentales. Ya ocurrió con las elecciones en Francia y, aunque su Presidente repitió por un escaso margen, todo se produjo según lo previsto en las dos Presidencias europeas, del trío,  que se suceden cada año. Aun así, si lo que preocupa a la UE es que se celebren unas elecciones en mitad de la Presidencia europea, y el hipotético cambio de líder, se lo deben pensar.  Y así, tener muy claro que será la soberanía nacional, esa que reside de en el pueblo español  de la que emanan los poderes del Estado, quien ese domingo decidirá a quién o a quienes encomendarán los poderes del Estado español. Y que no se olvide que ese pueblo soberano es poseedor del estatus de ciudadanía europea cuando con su voto llenen esas urnas y confirmen o cambien incidentalmente a esa Presidencia;  estatus de ciudadanía que luego nadie podrá nadie negar.

 

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