Así terminaba mi anterior artículo (como ya he dicho no me gusta citarme):
El ferrocarril convencional aporta la vertebración territorial, social y económica de la provincia, cuyo desarrollo redundará a su vez en su capital.
La propuesta de trenes con propulsión de hidrógeno tiene por tanto gran interés para el mantenimiento de la línea, sin olvidar que, si estos convoyes pueden circular a 180 Km/h, no serán pocas las inversiones necesarias para que la vía los soporte en todo su trayecto.
Y después de hablar del transporte de viajeros, en este de hoy quiero continuar con la segunda parte de ese argumentario que debería marcarnos el camino para evitar lo inevitable, que no es otra cosa que el cierre definitivo de la línea.
La vertebración territorial, además de unir personas debe unir también flujos económicos, son dos caras de la misma moneda. Pero es que, además, en el caso de Cuenca, la lucha contra la despoblación, si tiene que ser algo más que un eslogan, necesita de potentes inversiones que sirvan de palanca para el desarrollo de la actividad económica y el empleo.
Los argumentos en favor del mantenimiento de la línea, y que por tanto justifiquen las cuantiosas inversiones que se requieren, además de apelar a la equidad territorial es bueno que tengan razones de peso de carácter económico.
Además de para el transporte de viajeros, tiene sentido recuperar la línea Madrid-Cuenca-Valencia para el transporte de mercancías. Decir esto desde Cuenca puede sonar a opinión “de parte”, pero conviene recordar que es un criterio defendido por un amplio sector del empresariado valenciano.
Y todo ello por una razón puramente económica, el trayecto por Cuenca es más corto y, menos kilómetros es menos coste de transporte.
Y esto nos lleva al siguiente titular de Levante-emv del pasado 3 de julio:
“Tramosa, Adif y Valenciaport diseñan la primera autopista ferroviaria hacia Madrid”
Se trata de transporte intermodal (puerto-tren-carretera) de contenedores, con un volumen en crecimiento constante para el puerto de Valencia.
Las razones y argumentos a favor y en contra del mantenimiento de la línea de ferrocarril convencional Madrid-Cuenca-Valencia están sobre la mesa desde hace años.
Lo novedoso en este año de 2021 es que ha llegado la hora de la verdad, o se aprueba un plan de inversiones para su mantenimiento, o su cierre definitivo es inevitable. Y justo es reconocer que cada día que pasa sin plantear alternativas es un día más que nos acerca a un cierre que se viene produciendo desde hace años en “cómodos plazos”.