La Opinión de Cuenca

Magazine semanal de análisis y opinión

La comida del César


De J. P. Martín Rizo: “Ciro quería que le aderezasen para comer. Alejandro reguló su mesa conforme a sus conquistas, y juzgaba que no había cocinero, que así moviese el apetito como el levantarte por la mañana antes del día, y caminar de noche; ni que había cosa mejor para cenar bien, que comer poco, porque el hambre es la mejor salsa de todas. A Aníbal no le servían sino dos platos. Augusto se conformó con tres. Celin, hijo del segundo Bayazeto, de uno sólo: el trabajo es la mas sabrosa vianda de personas valerosas. Los romanos tuvieron capitanes que se contentaban con lechugas, y las juzgaban por la mas exquisita delicia. Los persas despreciaron la superfluidad, y se sustentaban de manjares comunes, los unos, y los otros se vieron cargados de trofeos, y llenos de prosperidades, mas luego que se entregaron a las disoluciones de los Nerones, Vitellos, y Gallenos, y que las delicias no solo estaban incógnitas, sino públicas y alabadas, se vieron saquear de las mismas naciones que habían sujetado, y después llamaron sus cocinas las ruinas de las casas de Seneca. No hay mucha distancia del triunfo a la ambición. Nuestros antiguos reyes bien conocían esta verdad, por esto ellos mismos asistían en las incomodidades de la guerra, y con su ejemplo atraían los ánimos de sus vasallos.” Como así ocurrió en la conquista de Cuenca, adónde el rey Alonso trajo al obispo de Burgos, Sigüenza, Ávila, Palencia, al arcediano de Toledo y al de Talavera y a otros eclesiásticos y nobles.

Decía Timón que “los elementos de los males son la avaricia, y ambición, que continuamente se hallan unidas en una misma persona.” La destrucción de los más floridos estados, la desolación de los más opulentos pueblos procede de la relajación, y las guerras civiles son aleteadas por ambiciosos con sólo deseo de mandar.

Ojito lo que escribió Rizo hace cuatro siglos: ¿Pero que buscamos nosotros entre los antiguos, ni en los que son vecinos, nuevos ejemplos de perniciosos efectos deste espantoso vicio si tenemos tantos en nuestra misma casa?

Yo creo que en vez de leer a los que opinamos en la prensa sería más útil leer a los que lo han hecho antes. Cambian los términos, pero no las consecuencias que se derivan en los súbditos. Los esclavos se compran en las televisiones y se hacen con las leyes. Sólo ha cambiado el nombre, que los apesebrados de hoy son la plebe de ayer, y los subditontos del señor feudal son los paniaguados de hoy.

Nuestros antiguos con su animosidad triunfaron sobre los barbaros que pretendieron saquear España y quedársela, la violencia de los viajeros ingleses, los que araron el Mediterráneo persiguiendo a piratas, los que lucharon contra la ambición de los flamencos. Fueron necesarias muchas generaciones en las que se oyeron quejas, lágrimas de vasallos, amenazas de ofendidos, gente enojada que tentada estuvo de pones sus manos en ministros y reyes avarientos. Ahora tenemos la 2030 que quiere un pueblo sumiso, la tirana Europa en la que solo los ministros y miembros del régimen progre prosperan, no así el pueblo, con cada vez más pobres.


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