La Opinión de Cuenca

Magazine semanal de análisis y opinión

Mariposas sobre las aliagas (II)


Porque tú fuiste alzando con tu verbo
apasionadamente esta derrota
de tanta sumisión y tanto llanto
por todas repetido
en la terrible copa del silencio;

… Con tu libre canción se han liberado
mariposas que nunca 
conocieron el sol y la esperanza.

                                                                 - Acacia Uceta (1925-2002), Carta a Carmen Conde- 

Sobre la mesa de trabajo, el texto La mujer en el Fuero de Cuenca de  Salvador Claramunt Rodríguez (1943-2021), historiador y Profesor Doctor de la Universidad de Barcelona. Uno de los principales ejes de sus trabajos de investigación versa sobre la vida en la Edad Media. Leo y releo…, tomo apuntes… Podría ser interesante conocer, recordar… Memoria del pasado para entender el presente e intentar proyectar un mejor futuro… Podría hacer un resumen del trabajo del Doctor Claramunt: La mujer quedaba en inferioridad de condiciones materiales; pero parece que tenía  un papel simbólico representando las virtudes de la sociedad medieval cristiana, de ahí que el honor fuera  una gran preocupación. El prestigio de una familia podría estar representado por la mujer, y no debe ser ultrajado, en un mundo en guerra durante siglos entre civilizaciones y creencias distintas que se enfrentaron en la Península Ibérica. 

Sí, haré un resumen y repasaremos el tema La mujer en el Fuero de Cuenca…

 Conocemos la importancia social y jurídica del Fuero de Cuenca, como una culminación de un largo proceso del derecho municipal y la gran difusión que tuvo. En enero de 1177 fue asediada Cuenca,  tendría una población de unos 700 habitantes, de gran valor estratégico, y en septiembre del mismo año fue tomada por una capitulación. Así se les otorgó una serie de privilegios a los habitantes que se establecieran en los nuevos territorios ocupados. La vida jurídica del poblador se regulará por un fuero, cuya fecha de redacción es discutida, y que Ureña fija entre noviembre de 1189 y enero de 1190. Aunque se conoce el dato de que Pedro García, Comendador de la Orden de Santiago, compró una casa en Cuenca en 1185 cum est foro in Concha, según Julio González  en su obra Repoblación de Castilla la Nueva. Con Alfonso VIII se reorganiza la ciudad, el sistema judicial y se institucionaliza un sistema de libertad e igualdad  que luego se fijará en el fuero para regular las relaciones de cristianos, musulmanes y judíos como reflejo de los pactos.  Es una época crucial en la Reconquista, la caída del Califato de Córdoba en 1031 y la derrota de los almohades en las navas de Tolosa en 1212. León y Castilla intentan afianzar sus conquistas y repoblar la Meseta Sur con pobladores del norte, mozárabes y judíos y de otros territorios. Los fueros garantizaron el estatus de los nuevos pobladores. Parece que el Derecho consuetudinario de Castilla y el Derecho privado tenían como modelo en el siglo XII la ley gótico-romana del Liber Iudiciorum con matices de varias procedencias, como la arábiga y celta. Alfonso VIII manda la elaboración de un verdadero código escrito que consta de 983 rúbricas; su difusión e influencia en Castilla fue muy importante hasta el siglo XVI en la elaboración de otros fueros.  

En el Fuero de Cuenca es de gran interés cómo queda reflejado el status de la mujer, enmarcado en el contexto socioeconómico propio del siglo XII. La mujer estaba relegada a un segundo plano, no ejercía influencia política ni funciones administrativas; a excepción de las reinas cuando el rey estaba ausente, enfermo o había fallecido. Leonor de Aquitania, Blanca de Castilla, María de Molina,… tuvieron poder pero con reticencias por parte de la nobleza. Se consideraba a la mujer incapaz de reinar, suceder en un feudo o o tener derecho sobre sus bienes personales, según la ley sálica.

Los orígenes de la situación de la mujer hay que buscarlos tanto en la Historia del Derecho, tanto romano como germánico; aunque existieron sociedades matriarcales en el antiguo mundo mediterráneo. Debemos tener en cuenta que son sociedades de origen guerrero, itinerantes o agrícolas en donde la mujer queda relegada a las tareas de la procreación y domésticas, podemos decir que incluso era un bien patrimonial de la familia que se adquiría con el matrimonio. Así la mujer pasaba a la autoridad y protección del marido, suegro o cuñados. El matrimonio era un acuerdo entre familias, con contrato para los germanos. La dote era un elemento de seguridad bajo el control de la esposa en caso de necesidad o viudedad. 

Desde los inicios de la Edad Media existía un desorden político, social, económico e incluso sexual sistemático. Constantino condena en la legislación el rapto y el adulterio, desaconseja el divorcio. Justiniano, Recesvinto o Carlomagno condenan el concubinato, aunque sea legal. La Iglesia intentará corregir las costumbres opuestas a sus dogmas y creencias; así el matrimonio dejará de ser un simple contrato y pasará a ser un sacramento.  La mujer será igual al hombre por los principios cristianos; pero la superioridad masculina seguirá desde San Agustín,  Graciano, Santo Tomás… El Derecho Canónigo delimitará para la mujer la concepción de la vida: consagración a Dios, el matrimonio y la viudez. A mediados del siglo XII se eliminará el consentimiento paterno para la validez del matrimonio; con Alejandro III (1159-1181) se exigirá sólo el consentimiento de las partes. 

Las normas para la mujer en el Fuero de Cuenca eran de estracción visigoda con matices celtas y arábigos, y en ellas se reflejan las limitaciones y las incapacidades a que está sometida la mujer en una sociedad en que el ordenamiento jurídico hecho por los hombres. Debemos tener en cuenta la alta mortalidad femenina a causa del parto, el matrimonio se rompía en un 50% antes de los diez años; los hombres se casaban en segundas nupcias, había necesidad de repoblación,… por lo que la mujer gozará de algunos privilegios en los fueros, como el no deber pagar algunos impuestos, y la mujer servil los mismos derechos que la libre. La protección y la tutela de la mujer parecía ser necesaria también por los continuos riesgos que sufría; por lo que vemos en el fuero ejemplos claros en que los delitos cometidos contra la mujer se castigaban con gran severidad. Eran tiempos de guerra y las mujeres eran escasas. Así vemos:

- Del que forçare o robare mujer agena. - De la mujer forçada o rascada. - Del que denostare a mujer agena.  -Del que tomare a la mujer por los cabellos. - Del que forçare a la mujer de orden. - Del que robare los pannos de la mujer que se vannare.  - Del que corta las tetas de la mujer.  - Del que cortare las faldas de la mujer.  - Del que matare a la mujer prennada.

 En todos estos casos los culpables son castigados con multas y la enemistad de la familia de la mujer. Herencia del wregeld  germánico y de las faidas tribales. El pago del Wergeld fue un mecanismo legal, muy importante en las sociedades del norte de Europa, como la vikinga o la anglosajona, durante la Alta Edad Media; la otra forma de reparación en esa época era la venganza sangrienta . El pago se hacía normalmente al clan familiar. Si el pago no se realizaba, o era rechazado por el bando ofendido, solía derivar a una constante deuda de sangre.  Los delitos pasionales, referidos a la honra, el adulterio, las alcahuetas, el concubinato, tener amante, barraganas… se castigaban con dureza y frecuentemente con la pena de muerte. El marido ofendido puede matar al amante y a la mujer… Pero el peor delito de una mujer era tener relaciones sexuales con un hombre que no fuese cristiano, pudiendo ser ejecutada; para el hombre el tener relaciones con una mujer no cristiana la pena era económica, si era mora la paga la recibía el propietario. R 36 Fuero de Cuenca: Qual quiere que provada fuere por alcahueta o medianera quémenla…  R 31: El omne que mujer velada en Cuenca o en otro logar oviere e toviere concupina, amos los aten en uno e açontelos… R 30: Otrosi, quien otro logar oviere mujer velada o viviendo la primera, tomare otra encobierta , depennenlo. Otrosi, si la mujer oviere marido en otro lugar e casase en Cuenca con otro, quémenla; e si tomare sennor, açotenla por las plaças e por toda la cibdad… Las leyes siempre favorecían al hombre en general. También quedan bien patentes los asuntos de brujería, maleficios y el aborto; que tendrán el mismo castigo, la hoguera o el hierro caliente…

La mujer debía contar con el permiso del padre para contraer matrimonio. Los esposos aportaban la herencia y los regalos de boda; las arras de tradición germánica era un regalo que se hacía a la novia, ya pactado con los padres de la misma; en el fuero de Cuenca está estipulado en veinte maravedíes de oro para una joven de la ciudad; las viudas y mujeres de fuera  de las murallas la cantidad era menor.  Con el matrimonio se constituía una comunidad civil de bienes: Los bienes de raíz o de abolengo del esposo, los bienes de raíz de la esposa y los bienes gananciales adquiridos durante el matrimonio. Todos los bienes serán administrados por el marido, aunque debería respetar los bienes propios de la mujer. Ésta, sin embargo, tenía una gran responsabilidad hacia las deudas del marido. La mujer viuda era independiente económicamente, administraba la dote y los bienes de raíces, así como los que le otorgaba la ley; pero tendrá una menor categoría social frente a la casada. Las hijas tienen la misma parte que los hijos en el reparto de los bienes paternos. Las armas no pasarán a las mujeres, sólo si no tiene hermanos. Las armas eran símbolo de prestigio en un mundo en guerra.  La mujer puede heredar y transmitir títulos nobiliarios. 

En el fuero de Cuenca quedan muy bien reglamentadas todas las situaciones del sistema hereditario. Habiendo un fuerte control de las familias de los esposos en caso de no tener descendencia y escasas rezones para desheredar a los hijos. El marido siempre representa a la mujer en los procesos judiciales. 

Debemos decir que en lo reinos europeos la situación de la mujer tuvo sus matices diferenciadores. La Edad Media fue una época más permisiva de lo que creemos; se había fragmentado en minúsculos estados o reinos, en muchos casos sin poder y fuerza real. Las comunicaciones eran muy escasas y los viajes peligrosos, por lo que comunidades enteras podían vivir al margen de ciertas normas, sin que las autoridades eclesiásticas o políticas se enterasen. De hecho, en la Baja Edad Media proliferaron todo tipo de herejías y filosofías, algunas sobrevivieron hasta la Edad Moderna, demostrando la diversidad cultural de la época.

El libro Mujeres silenciadas en la Edad Media de Sandra Ferrer puede dar una idea de la sociedad en la Edad Media dando voz a mujeres que han carecido de reconocimiento. Ëpoca difícil pero que nos dejó sabiduría, conocimiento y grandeza: Juana de Arco, Cristina de Pizán, Hildegarda de Bingen, Sabine von Steinbach, Jacoba Félicié, Beatriz de Día, María de Francia, Hadevijch de Amberes, Matilde de Magdeburgo, Catalina de Siena, Brígida de Suecia, Alice Kyteler o Gertrudis de Hefta… nos acompañarán en un viaje al mundo de las catedrales, al nacimiento de las universidades y al crecimiento de las grandes ciudades europeas. Algunas fueron grandes reinas, otras rebeldes que gobernaron ejércitos o intelectuales comparables a los hombres de la época.

El historiador Mario Escobar en su  libro  El espejo de las almas nos presenta un relato histórico  a través de una serie de asesinatos perpetrados en una comunidad beguina; así hace un recorrido de la historia de estas  mujeres desde el siglo XII hasta su final a principios del XIV. Las beguinas eran grupos de mujeres seglares que comenzaron a formar comunidades hacia el siglo XII, sobre todo en los Países Bajos, Francia y Alemania; vivían al margen de la sociedad y no pertenecían a ninguna orden eclesiástica, constituyeron beguinatos, grupos de casas apartados por una muralla del resto de la ciudad. La primera comunidad surgió en Lieja, relacionada con las órdenes. La beguinas pertenecían a diferentes estratos sociales. Quizás las Cruzadas provocaron que hubiera mujeres que no podían casarse ni unirse a los monasterios establecidos  y decidieron reunirse en casas para intentar sobrevivir y protegerse. En el año 1173 el  sacerdote Bègue, reunió en esa ciudad a viudas y niñas para que se dedicaran a la contemplación y labores manuales. Las comunidades se extendieron rápidamente por los Países Bajos y Flandes. Las beguinas no eran monjas, ya que no estaban ordenadas, no realizaban votos, tampoco se sometían a las autoridades eclesiásticas; podían abandonar la comunidad cuando quisieran, algunas se casaban o se convertían posteriormente en religiosas.

El papel principal de estas mujeres era ayudar a los más necesitados que proliferaban en las ciudades que se estaban creando y creciendo por toda Europa. Otra de sus labores principales fue la educativa, en un mundo en el que la mayoría de las mujeres no recibían ningún tipo de formación. Cuidaban a enfermos que no tenían recursos, visitaban los orfanatos y las leproserías donde daban consuelo espiritual. Destacaron  místicas como Hadewijch de Amberes o Matilde de Magdeburgo que dejaron hermosos versos de amor divino. 

Fuente de vida se llama, pues alimenta
Y guarda en el hombre el alma viva.
Brota viva la Vida
Y de esta Vida da vida nueva a nuestra vida
La Fuente viva se vierte en todo tiempo,
En las virtudes de siempre o en el celo nuevo,
Como el río expande sus ondas
Y las recibe de nuevo,
Así el amor engulle lo que da.
Por eso se llama Fuente y Vida.
                                                                       Hadevijch de Amberes -1200-1248-

Las comunidades beguinas vivieron su declive en las últimas décadas del siglo XIII, cuando el papa Clemente V empezó a cuestionar su modo de vida. En el Concilio de Vienne (1311-1312) fueron sospechosas de herejía. En 1310 Margarita Porete  había sido quemada en la hoguera. Muchas beguinas se fueron incorporando a conventos tradicionales, especialmente a las Benedictinas, aunque su modo de vida continuó vivo… hasta el siglo XXI. El 14 de abril de 2013, fallecía a los 92 años de edad en el beaterio de Kortrijk la última de aquellas mujeres piadosas. Los muros de trece beaterios han sido considerados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, sobreviviendo a guerras, revoluciones y a la modernidad. Silenciosos testimonios de un modo de vida único, alternativo, el de las beguinas.

Mujeres, mujeres… Hombres… Hombres y mujeres, en un mar de incertidumbres… 
Durante mi estancia en Roma he visitado el Museo Nacional Etrusco de Villa Giulia y el Sarcófago de los esposos de  finales del siglo VI a. C. Una pareja  reclinada, posiblemente disfrutando de un banquete en en la otra vida,  los rostros sonrientes, la sonrisa etrusca, los ojos almendrados, el cabello largo trenzado, la forma de los pies de la cama,… nos revelan influencias griegas. Rostros y brazos vibrantes. Todo indica afecto entre un hombre y una mujer,  la importancia de la institución matrimonial en la sociedad etrusca, también el papel de la mujer, protagonista al igual que el hombre de los banquetes y festividades. Él con los pies descalzos, ella con delicados zapatos… 

Zapatos… buscados y buscados en los escaparates de Roma… Los encontré entre las camelias de Chanel… 

Las noticias destacan la encarnecida batalla de Bajmut, la más larga desde la invasión rusa en Ucrania. El embajador ruso en EEUU tilda de "provocación" las maniobras con el dron estadounidense sobre el mar Negro, tras impactar con un caza ruso… La repentina caída del Silicon Valley Bank, se considera un de los mayores colapsos bancarios en la historia de Estados Unidos, y dispara los temores a una nueva crisis financiera…

Mientras Valle peina; la tía Sila describe cómo era la casa donde vivió al casarse, con la voz de la nostalgia dice que irá a la residencia a ver al tío que, pese a su demencia, conserva su arrogante hermosura… Con mi hermano y su hijo paseamos por las calles vacías, de los 900 habitantes de los años 60 del pasado siglo apenas llegamos a 140… Nos detenemos en la casa donde nacimos; entre la emoción y el silencio, propongo visitar a padre y a madre… Sopla viento. En el camino ha florecido una aliaga y revolotean dos mariposas muy tímidas…

En la radio José Carlos Llop habla de su último libro… Sueño. No será en Vietnam ni en la isla de Capri, sé que será en Vladivostok donde nos encontraremos. 
 
 


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