La Opinión de Cuenca

Magazine semanal de análisis y opinión

Mejora tu ánimo. Es bueno, bonito y barato


El pasado lunes 17 de enero fue el conocido como Blue Monday, dicho en castellano que no traducido, el día más triste del año. Y bien es cierto que lunes y de invierno este día tiene todas las papeletas para de verdad serlo, aunque nos lo pongan de moda seguramente con la intención de mercantilizar de alguna manera nuestro estado de ánimo, el cual debemos mantener alto. Es bueno, bonito y también muy barato.

 Hace menos de dos décadas, en concreto en el año 2005 Cliff Arnall profesor de la escuela de psicólogos de la universidad de Cardiff, indicó haber encontrado la fórmula matemática para determinar el día más triste del año, que caía en el tercer lunes de enero. Y parece algo lógico, teniendo en cuenta el fin del jolgorio navideño, la cuesta de enero, los días con menos luz, lunes y ese fresquete invernal que aprieta por esa fecha. Pero no deja de ser algo muy controvertido para la comunidad científica, llegándolo a tildar de pseudociencia y mercantilista. De hecho, nace de una campaña publicitaria de una agencia de viajes. En definitiva, el concepto compra y sé feliz.

Lejos de las teorías de Arnall, mi amigo Enrique Escandón, escribía la semana pasada el artículo “Éramos felices y no lo sabíamos…” hablando entre otras cosas de la huella psicológica de la COVID y del hastío social que nos invade recordando todo lo perdido. Y es que la felicidad no llega cuando conseguimos aquello que deseamos sino cuando disfrutamos de todo aquello que tenemos, cosa que la gran mayoría de veces no hacemos. Y ello se traduce sin duda en nuestro estado de ánimo. Este que se supone que el lunes pasado debía estar bajo mínimos, muy ayudado sin duda por el maldito virus. El mismo que nos ha demostrado que teníamos muchos más elementos para ser felices de los que creíamos. Cosas que sin duda ahora echamos de menos y que no me cabe la duda de que, aunque tarde volverán.

Mejorar nuestro ánimo además de sano y divertido puede ser una actividad muy barata, cosa que hay que tener también en cuenta. No es necesario salir a consumir como de alguna manera nos proponen este lunes azul. Tanto que se puede conseguir a base de actividades saludables y fáciles, que podemos hacer en el entorno en el que desarrollamos nuestra vida. Rutinas que bien pueden ser diarias o simplemente de forma habitual.

De manera diaria es fundamental la actividad física, como para casi todo si hablamos de vida saludable. Ya nos lo decía allá por el siglo II el romano Décimo Junio Juvenal, mens sana incorpore sano y no le faltaba razón. Una actividad moderada, facilita la liberación de los neurotransmisores reguladores del estado de ánimo como son las endorfinas que transmiten placer, felicidad, alegría y ayudan a reducir el dolor, y otras como la serotonina, la dopamina y la noradrenalina. Así mismo disminuye los niveles de cortisol, la denominada hormona del estrés. Hacer ejercicio tiene relación con el segundo hábito que vamos a ver, que es el sueño y el descanso. Este puede verse afectado por la ansiedad, depresión y estrés, precisamente los factores que se atenúan con el deporte. Al menos siete horas continuadas de sueño es tan importante como las horas de actividad, además de facilitarnos un buen rato de placer, y con ello una emoción positiva.

En tercer lugar, las relaciones sociales tan importantes y tan afectadas los últimos dos años con la denominada distancia social. Es fundamental nuestro entorno, nuestra comunidad, nuestro ecosistema. Para el ocio, para el apoyo personal, para el trabajo. De hecho, es uno de los condicionantes que afecta directamente no solo a nuestro ánimo, sino también a nuestra salud. Familia, amigos y cualquier persona de nuestro círculo social son vitales en nuestra forma de afrontar la vida.

De manera más esporádica, el contacto con la naturaleza y el sol, la luz, tan escasa ahora en este periodo invernal. Todo ellos lejos de la contaminación atmosférica, acústica y demás elementos urbanos que nos turban día a día. El ser humano está creado para tener contacto permanente con la naturaleza y eso, lo estamos olvidando. Y con ello también como no, la desconexión tecnológica. La desconexión del mundo y de tanta infoxicación-demasiada información- que tenemos de forma diaria.

Pequeños hábitos que nos ayudarán a estar un poco mejor, a ser más positivos, a disfrutar de lo que tenemos y con ello, a rozar al menos ese concepto tan complejo como es la felicidad. Hábitos para los que nuestra provincia, nuestro paisaje es sin duda un escenario ideal. Lugares en los que poder impregnarnos de ese aire limpio, ese rato con los amigos, esos idílicos senderos y ese buen descanso. Entornos en los que poder mejorar nuestras emociones, muy lejos de estos escenarios de consumismo que se nos venden como el camino rápido hasta una felicidad mal entendida. Mucho ánimo…!!!


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