La Opinión de Cuenca

Magazine semanal de análisis y opinión

Mucho perro suelto, y perras…


El tonto del columpio es uno de esos mozos sin cuartel que veo debajo de mi ventana trasnochando. No sé si tiene licencia para subirse al columpio, ya que estos pelafustanes se ponen de pie en los susodichos, en plan Tarzán cobarde, jodiendo la diversión a los niños para los que se dispuso su instalación. A veces están con los de los perros, esos a los que el gobierno les propone que se saquen el carnet de perro, que la medalla algunos ya la llevan, como si llevar un carnet diera “cosnocimiento”. Y, además, no sé dónde está la autoescuela para perros, en la que deberían enseñar que a veces es conveniente que el bozal se lo pongan los dueños irresponsables. En el bachillerato no apruebas y te pasan de curso, espero que aquí no hagan lo mismo, y los “desperren”. “Los condutores” de perros no son todos iguales, que los hay formales y antisociales. Y ya que se legista contra natura, decir que en España cualquier hombre o mujer puede tener un hijo, aunque tenga antecedentes penales, aunque sea insociable o este capao, sin necesidad de hacer cursillos, pero otra cosa es que estos antedichos quieran tener un perro, ser cánido y “sofisticaducho” donde los haya, con sus especímenes, sus subespecies y sus mestizajes a saber... Ahora quieren que los perreros sean hábiles manipuladores de chuchos. A los perretes, como a los ovejos que pastan en el Collao de la Resina, aplicarles la eutanasia es complicado, y resulta más fácil aplicarla al abuelo o a tu madre. Se propusieron multas de hasta seiscientos mil euros. En nuestro código penal un homicidio por imprudencia menos grave se puede castigar por una multa de tres meses, una media de 18.00 euros, pero si es un gato te puede costar el precio de un chalet. Y en las tiendas de mascotas aún se venden peces, ni un solo animal de compañía. Ya no se podrá hablar de animales de trabajo ya que estos no pueden afiliarse a sindicatos, solo podrá haber animales asociados a tareas, que serían los que están con los cazadores, la policía en servicios de emergencia o con personas con discapacidades. No se puede hablar de animales de trabajo porque para trabajar necesitan el conocimiento de que se está trabajando, o la posibilidad de sindicarse ¡toma ya! Habla la “animalá”, ley de animales asociados a trabajadores o a trabajos o tareas específicas, un “ministerio de derechos sociales y agenda veinte treinta”. Y decía una comentarista: ¡cómo están las cabezas! En el cogote resina les untaba, y para iluminar su cabeza la antorcha de la resina de santorrote les arrimaba. Y no decían una tontería más.

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