La Opinión de Cuenca

Magazine semanal de análisis y opinión

Nada es lo que parece (Realidad virtual)


Por fin parece que va en serio. El sol ha salido con fuerza y, aunque las temperaturas no acompañan demasiado, parece que la primavera quiere abrirse camino y ha venido para quedarse. Y es que, rondando San José, ya se sabe que al invierno le quedan dos emboscadas y tres o cuatro coletazos antes de que las flores empiecen a poblar los campos y las nubes dejen despejado el ambiente llenando de ilusión y esperanza la nueva estación del renacer, del revivir, de poder salir a la calle y disfrutar de los rayos del sol.

De todos modos, teniendo en cuenta que nada es lo que parece (en esta sociedad cambiante que vivimos), no está mal que vayamos con precaución porque en este mundo traidor, nada es verdad ni mentira. Todo es según el color del cristal con que se mira…

Y digo lo de la mentira (o si queremos llamarlo espejismo), porque con la llegada de la incipiente primavera, parece que todo va a cambiar, sobre todo si nos atenemos a las monsergas que suelen darnos los políticos a medida que se acerca el momento de depositar el voto en la urna. 

¿Mentiras piadosas? Lo cierto es que estamos hartos de que nos vendan burras cojas, que nos mientan una y otra vez y pasado el día del voto, volvemos a la casilla de salida y ‘si te he visto no me acuerdo’. La falsedad se pone de manifiesto y vuelve a adueñarse de calles y plazas; se retoman las viejas aspiraciones, se repintan los pasos de peatones, se abren zanjas y se limpian las papeleras. Todo parece reverdecer; todo parece cambiar, aunque la realidad es que nada cambia: siguen en pie los viejos proyectos sin concretar, que llegado el día después volverán a dormir el sueño de los justos en cualquier cajón perdido de un despacho en el que se sigue ganando la vida sin dar golpe efectivo el político de turno. Cambiar todo para que nada cambia (vieja máxima de los partidos políticos).

Al empezar la columna pensé centrarla en la ‘envidia sana’, pero me di cuenta de que ya había escrito sobre este asunto, aunque siempre es recurrente porque sigo teniendo el mismo sentimiento de ‘pelusilla’ de mis vecinos de esta gran comunidad Castellano-Manchega. Y lo digo porque cuando oigo a Page hablar de proyectos y desarrollo, siempre se refiere a ciudades como Guadalajara, Toledo, Albacete o Ciudad Real pero nunca con nada concreto a Cuenca. Claro ejemplo de envidia sana es el que tiene lugar estos días en los que el presidente regional va de gira a lo largo y ancho de estas tierras que gobierna. Hace tres o cuatro días, asistía en Tarancón a la puesta de largo de una empresa italiana que se va a establecer en este municipio. El mismo día, el flamante vicepresidente castellanomanchego inauguraba en Cueca un gimnasio en un colegio. Industria para unos y ejercicio para otros. Envidia sana ¿no?

¿Pero no decían que cuando Junta, Ayuntamiento y Diputación fueran del mismo signo político las cosas iban a mejorar en Cuenca y se notaría el empuje de las tres instituciones? Pues creo que era otra de las mentiras porque van a pasar cuatro años y el cambio no se ha visto por ningún lado… Claro que a lo mejor es por la pandemia, la guerra de Ucrania o que no han tenido tiempo de ponerse a trabajar en lo que realmente importa en vez de aguardar a dos meses antes a repintar las calles y a tapar baches. O es eso o que esperan otra Conjunción Planetaria como la que pronosticó Zapatero por boca de la insigne Leire Pajín. ¿Recuerdan? Pues ni conjunción ni preposición. Seguimos a dos velas, remando contra corriente, viendo pasar las nubes y soñando con que el Ayuntamiento explique de una vez por todas por qué no alza la voz ante la supresión del tren convencional. ¿Será porque el que se mueve no sale en la foto y temen perder el sueldazo y las dietas y el calor de la poltrona? Eso sí, en vez de buenos servicios, una ciudad bien cuidada y atractiva para empresas generadoras de empleo, nos siguen vendiendo proyectos de ¿futuro?, carriles bici hasta la estación del vertedero, conciertos al aire libre en el secarral del ‘recinto ferial’ y postes de recarga para vehículos eléctricos. ¡Vamos progresando! ¡Sigo teniendo envidia sana!


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